Jhonatan Liriano
El gobierno local es
el espacio de ejercicio de poder más participativo y cercano a la vida
cotidiana de la gente. Sus autoridades electas y funcionarios tienen la
responsabilidad y la posibilidad de impactar directa y constantemente en el
entorno y las condiciones económicas, laborales, educativas, recreativas,
medioambientales, de salubridad, seguridad y movilidad de los ciudadanos y
ciudadanas.
Aunque la práctica
de la clase política dominicana lo desdiga, el ayuntamiento está llamado a ser
el centro y el símbolo más fuerte del servicio público, de la gestión cotidiana
del bien común. Consciente de este potencial, antes del nacimiento de República
Dominicana el joven Juan Pablo Duarte planteaba que el municipal fuera el
Cuarto Poder del Estado, colocándolo así a la misma altura del Legislativo, el
Ejecutivo y el Judicial.
Por estas y otras
razones en América Latina y Europa las fuerzas políticas promotoras y
defensoras del bien común dan una capital importancia a la competencia por la
dirección de los ayuntamientos o entidades equiparables. Los proyectos
electorales de izquierda más importantes de Brasil, Chile, Argentina, Uruguay,
Colombia y otros países de la región se han venido desarrollando en las últimas
décadas al calor de la conquista y la gestión efectiva de la política de la
cotidianidad.
En nuestro país, por
lo regular a la cola de los cambios políticos regionales, las fuerzas políticas
que se identifican o se hacen llamar alternativas a los partidos tradicionales
tienen en las elecciones municipales del 2020 una oportunidad histórica para
ponerse al día con la exitosa y realista estrategia de comenzar a cambiar el
país grande entrando por la puerta del país pequeño: el municipio.
Como consecuencia de
la reforma constitucional del 2010, el 16 de febrero del 2020 los dominicanos y
dominicanas serán llamados a escoger en las urnas a 3,862 nuevos funcionarios
electos en cargos de alcaldes, vicealcaldes, regidores, directores de distritos
municipales y vocales de distritos municipales, los cuales deberán tomar posesión
el 24 abril del mismo año, a 22 días de las elecciones congresuales y
presidenciales que se realizarán el 17 de mayo. Tomando en cuenta que el padrón
de electores sería de alrededor de 7 millones 834 mil personas no hay que ser
un genio del cálculo probabilístico para advertir con tiempo que agrupaciones
como Alianza País, el Frente Amplio, Alianza por la Democracia y Opción
Democrática tienen más probabilidades de conquistar puestos de elección popular
en el nivel municipal que en la circunscripción uninominal de la Presidencia de
la República o en la disputa de los 221 escaños de la Cámara de Diputados y el
Senado (en la actualidad estas fuerzas suman el 0.007% de los cargos
municipales en disputa para el 2020).
El tamaño de la
población y del territorio de la circunscripción municipal también abre una
brecha entre las enormes desigualdades del sistema político electoral. Con
excepción de no más de diez ciudades, cualquier candidato alternativo a la
alcaldía o al consejo de regidores que quiera realmente competir puede recorrer
varias veces su demarcación y tener comunicación directa y personalizada con
una parte importante de sus votantes sin necesidad de los recursos que se
necesitan en la competencia presidencial o provincial. El circuito único de
medios locales de comunicación también es relativamente más barato y efectivo
que el de alcance nacional o provincial. En todo el país la gente prioriza la
radio local, la televisión local y las páginas de redes sociales que comunican
sobre la vida cotidiana de su comunidad, además de que se mantienen espacios y
formas de socialización tradicional muy efectivos, como el parque central, la
parroquia, los templos evangélicos o “Radio Bemba”.
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