De alguna forma u otra Lola Flores está presente en el actuar de cualquier persona que viva dentro o fuera de España. No es necesario bailar flamenco para llevar en la sangre esa rebeldía que caracterizó en vida a La Faraona.
Hace 23 años murió Lola y el mundo entero la lloró. En Cuba, quienes la conocieron o no, lamentaron la pérdida de una de las figuras más improtantes de la cultura ibérica.
La folclórica irrepetible dejó para los artistas de esta época el claro mensaje de que el arte es, más allá de fama y dinero, un constante dolor de cabeza, una preocupación por la renovación, una manera de servir a los demás, un modo de defender lo auténtico, a pesar de las corrientes y las modas…
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