Por Germán Padinger CNNen Español
¿Qué es el antisemitismo? Historia y
actualidad
Argentina, Bolivia, Chile y Brasil, entre
otros países, recibieron grandes cantidades de migrantes entre la primera mitad
del siglo XIX y la Gran Depresión, pero varios países de América Latina
comenzaron a imponer restricciones al número de refugiados judíos entre 1933 y
el final de la Segunda Guerra Mundial. En la posguerra, la región se convirtió
en uno de los destinos principales de un gran número de sobrevivientes que
buscaban rehacer sus vidas en tierras lejanas.
También, las comunidades alemanas en éstos y
otros países latinoamericanas se vieron divididas en la década de 1930 en el
rechazo o el apoyo al cada vez más poderoso régimen de Adolf Hitler en
Alemania.
En el caso de Argentina, el país
latinoamericano que más refugiados y migrantes judíos recibió en esos años, una
importante comunidad de inmigrantes alemanes que ya residía en el país quedó
dividida tras el ascenso de Hitler en 1933.
Los simpatizantes del nazismo, agrupados en
gran parte en el Landesgruppe Argentinien y la Unión Alemana de Gremios,
organizaciones financiadas por el Partido Nazi, celebraron grandes y
multitudinarios eventos en apoyo del régimen nazi, de acuerdo con el Museo del
Holocausto de la ciudad de Buenos Aires, que en su exhibición permanente
incluye una sección sobre la situación en Argentina.
Comercio, submarinos alemanes y un cambio
cultural: América Latina en la Segunda Guerra Mundial
Uno de los capítulos más importante tuvo
lugar el 10 de abril de 1938 en el Luna Park, un estadio de Buenos Aires, para
celebrar la anexión por la fuerza de Austria realizada por Alemania, el
Anschluss.
Pero, al mismo tiempo, la Federación
Universitaria Argentina, la organización estudiantil más grande del país,
realizó una marcha ese mismo día en el centro de Buenos Aires en protesta por
este evento, y los alemanes opositores al nazismo se organizaron de igual
manera desde el periódico Argentinisches Tageblatt y la Asociación Cultural Pestalozzi,
que fundó uno de los principales colegios alemanes de Argentina.
La migración de judíos en América Latina
Aunque la escala real del Holocausto —también
conocido con el término hebreo Shoá— solo se conoció tras el fin de la guerra,
y poca información sobre las matanzas había llegado allí, el carácter racista y
antisemita de los nazis estaba claro desde el principio y tuvo —y tiene— ecos
en América Latina.
La región, de hecho, ya había sido un destino
de muchos judíos que escapaban de la Santa Inquisición en España. a partir del
siglo XVI. En las colonias la discriminación no cesó, pero aún las comunidades
judías lograron asentarse en condiciones, en algunos casos, más favorables.
Según datos del Museo del Holocausto de
Estados Unidos (USHMM), la migración judía a países latinoamericanos se mantuvo
constante y mayormente libre entre 1918 y 1933, pero luego, tras la toma del
poder de los nazis en Alemania, creció la resistencia a recibir judíos y los
números se redujeron.
Entre 1933 y 1941, el año en el que la
emigración judía fue prohibida por el nazismo tanto desde Alemania como desde
los países ocupados, los países latinoamericanos recibieron oficialmente a
83.000 refugiados judíos alemanes, según el USHMM, el segundo destino más
importante detrás de Estados Unidos (90.000) y por encima del territorio
palestino (60.000).
Argentina fue el principal destino
latinoamericano, con 23.000 entradas oficiales, seguido por Brasil (15.000),
Chile (10.000) y Bolivia (8.000).
La cifra no refleja el total de judíos que
migraron, ya que muchos lo hicieron en forma ilegal. Al respecto, el profesor
de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Haim Avni, estima el número real estaría
en entre 34.620 y 39.441 para Argentina, 23.582 para Brasil, entre 10.000 y
12.000 para Chile, y 10.000 para Bolivia.
La discriminación estatal y oficial en
Alemania contra los judíos comenzó el mismo día en el que Adolf Hitler se
convirtió en el führer, luego de la aprobación de la ley habilitante de 1933, que
le confería poderes extraordinarios, y dio un salto con las leyes de Nuremberg
de 1935, que limitaban las actividades y los derechos de los judíos, y la
"Noche de los cristales rotos", un ataque generalizado —o pogromo—
contra la población judía ocurrido en 1938.
"El nazismo tuvo dos pilares, el terror
y el consenso", dijo a CNN Bruno Garbari, referente de contenidos en el
Museo del Holocausto de Buenos Aires. "En 1938 la situación se radicalizó,
y fue también el pico de emigración".
Pero la matanza asociada con el Holocausto
empezó formalmente en 1941 bajo el eufemismo de "Solución final", y
desde ese momento hasta el final de la guerra en 1945 se estima que seis
millones de judíos europeos fueron asesinados en los campos de concentración y
exterminio en Alemania, Polonia y otros países ocupados, y en los campos de
batalla a manos de las einsatzgruppen (en alemán, grupos de tareas).
En total, los nazis aniquilaron a unos 11
millones de personas, incluyendo —además de los judíos— a prisioneros de
guerra, opositores, homosexuales, Testigos de Jehová, gitanos y personas con
discapacidad.
Los países de América Latina fueron rompiendo
relaciones con Alemania progresivamente. Brasil, Bolivia y México declararon la
guerra en 1942, y Colombia entró en un estado de beligerancia en 1943.
Perú, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Venezuela,
Argentina y Chile declararon la guerra en 1945, cuando ésta ya estaba en fase
final y luego de que los países de la región firmaran el Acta de Chapultepec en
la Conferencia Interamericana sobre Problemas de la Guerra y de la Paz, una de
las instancias antecesoras de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y
las Naciones Unidas.
Entre los últimos en romper con el Eje estuvo
Argentina, que dejó tardíamente de lado su posición de neutralidad: rompió
relaciones con Alemania y Japón el 26 de enero de 1944 y les declaró la guerra
el 27 de marzo de 1945.