Más moderna, menos aniñada. La duquesa se despide del moldeado al que puso nombre. No es el único cambio en la nueva Kate. |
POR AMAIA ODRIOZOLA – Vanity Fair
Los tabloides
británicos llevan años haciéndose la misma pregunta. ¿Cómo demonios es posible
que el pelo de Kate Middleton esté siempre tan perfecto? Con una media de
humedad de entre el 70 y el 90 por ciento en Londres, es difícil no apreciar la
siempre perfecta melena de la duquesa, llena de volumen, brillante y con unas
puntas onduladas y esponjosas, sin rastro de encrespamiento. La imagen es tan
llamativa porque junto al resto de los mortales, parece que siempre estuviera
dentro de un anuncio de “pelo Pantene”.
Su melena es tan
característica que tiene acuñado un nombre propio: Chelsea Blowout. Su creador
es el superestilista Richard Ward, que ha cuidado del peinado de la duquesa
desde hace más de una década. "No se trata solo del pelo de Kate
(brillante y sin el tedioso frizz): es un peinado que está bien hecho"
contó en una ocasión a la revista People, donde desveló algunos de los trucos
que esconde. Por unos 300 euros se puede conseguir en el salón del estilista
junto a la galería Saatchi, pero también se puede hacer en casa con un cepillo
redondo de púas naturales de jabalí, un secador a baja velocidad y unos rulos
de velcro. Envidiable, sí, pero demasiado elaborado a los ojos de algunos.
Lo cierto es que
mantener una imagen pública adecuada y coherente en el tiempo no es tarea
fácil. Al igual que otras royal (como doña Sofía, la reina que se peina como
tal) Kate ha confiado en un peinado a lo largo de los años para ser
reconocible. Sin embargo, en su última aparición hay un notable cambio de
imagen: de la pluscuamperfecta Kate que roza la cursilería con su melena
terminada en bucles a una Kate más moderna, con un cabello liso, y sobre todo,
más natural. El problema de las puntas onduladas está cuando llega el momento
en que en lugar de resultar juveniles, empiezan a parecer todo lo contrario. Es
como si pasaran de ser un peinado de niña a un peinado de señora, sin término
medio. Y es un acabado que, nada más verlo, dice: tengo tiempo para dedicarle y
dinero para invertir en él.
Otro de los cambios
en su melena está en el color. Si ya el otoño pasado modificó el tono hacia un
acabado más rojizo, ahora ha dado con unos reflejos avellana, miel y dorados
que suavizan sus facciones sin necesidad de recurrir a un peinado tan
trabajado. Pero la melena no es la única modificación en la nueva imagen de
Kate…
El eyeliner
Uno de los rasgos
más distintivos de Kate a la hora de maquillarse está en el uso del delineador
de ojos. Bien en color negro, bien en un tono marrón, apenas ha prescindido de
maquillar tanto el párpado superior como el inferior con un lápiz. Como su
característica melena, su trazo de eyeliner también es diferente: en la parte
inferior siempre lo ha dibujado no en la línea de agua sino por fuera de la
base de las pestañas. Ahora lo ha eliminado del lado inferior y se limita a
maquillar esas pestañas con un toque de máscara.
El delineado
exterior aporta un efecto más intenso en el ojo, algo que ofrece intensidad a
la mirada, pero que con los años los maquilladores profesionales dejan de
recomendar en un maquillaje diario. El motivo no es otro que a medida que la
piel madura, vamos a querer que la zona de debajo de los ojos se vea lo más
clara, despejada y fresca posible. Dicen los expertos que cuando las primeras
líneas de expresión comienzan a aparecer, en torno a los 35, todo delineador
inferior es susceptible de acentuar los signos de envejecimiento, más aún si es
de un color oscuro. En su lugar, recomiendan dominar la técnica del corrector y
del iluminador, y cepillar las pestañas con un ligero toque de máscara.