Reginaldo Atanay
Una vez un judío trabajaba en un edificio como portero donde un árabe vivía en el pent-house.
El árabe tenía un problema de hemorragia cerebral.
Un día va el árabe bajando por el ascensor y le da un ataque hemorrágico, cuando llega a planta baja el portero judío se da cuenta, lo saca del ascensor, llama una ambulancia y se va con él al hospital.
Al llegar al hospital le dice el médico de guardia:
- ...Necesitamos urgente sangre 0+.
Y el portero judío accede a donársela, ya que justamente poseía ese mismo tipo de sangre.
Al día siguiente el árabe le dice:
- En agradecimiento por haberme salvado la vida, te regalaré un auto Rolls Royce - con lo cual el judío quedó feliz de la vida.
Al año se repite la historia le da el ataque, llama el portero una ambulancia y se va con él al hospital.
El doctor dice nuevamente que necesitaban urgente sangre 0+ y el portero otra vez accede a donar de la suya.
Al día siguiente el árabe le dice:
- En agradecimiento por salvarme la vida, te regalaré esta moto Harley Davison.
El judío queda pensando por qué le había regalado ese auto tan caro el año pasado y este año sólo una Harley Davison, que tiene mucho menos valor... pero después llegó a la conclusión de que mal que mal, una Harley Davison es una Harley Davison.
Al año sucede lo mismo le da el ataque hemorrágico al árabe, y como las veces anteriores, el portero llama la ambulancia se va con él al hospital, el doctor dice que necesita sangre 0+ que el judío accede a donársela.
Al día siguiente el árabe le dice al judío que en agradecimiento por haberle salvado la vida le regalará una bicicleta.
El judío entonces se decide a preguntar, para no quedarse con la intriga -¿Cómo es que me regalaste un Rolls Royce el primer año que te salvé la vida, el segundo año una Harley Davison y el tercer año solo una bicicleta? No lo entiendo.
Y el árabe responde:
- Bueno... –responde el árabe- La sangre está haciendo efecto...