No desdeña la influencia
de AMLO en el crecimiento de su candidatura, pero rechaza que sea un títere,
una juanita
Raúl Rodríguez Cortés
México DF, Mx.- Delfina
Gómez Álvarez sí se ve al frente del gobierno del Estado de México. Hace nueve
meses, cuando López Obrador anunció que sería ella la candidata de Morena, no
era más que una ilusión el poder ganar las elecciones del próximo 4 de junio.
Su objetivo, entonces, ser competitiva y convertir al Movimiento de
Regeneración Nacional en la tercera o la segunda fuerza política del estado.
Pero hoy, cuando falta mes y medio para los comicios, considera más que
factible su victoria. Y sin rodeos, ajena a los circunloquios, fundamenta su
aserto en conversación con este reportero.
Tiene muy claro que su
candidatura, aun sin estar afiliada a Morena —dato que revela sin dejarse
abrumar por lo políticamente correcto—, da cauce al hartazgo inocultable que
los mexiquenses muestran hacia el PRI, el partido que siempre los ha gobernado.
Delfina sabe —según
explica mientras apura un trago de té de manzanilla en el bar del vestíbulo del
Hotel Casa Blanca de Lafragua— que enfrenta a un aparato de poder que gasta
dinerales para impedir la derrota y que, en el peor de los escenarios, sólo
cedería a la alternancia ya probada, sin cambio verdadero, según considera, que
ofrecen el PAN y su candidata Vázquez Mota.
No desdeña la influencia
de AMLO en el crecimiento de su candidatura, pero rechaza que sea un títere,
una juanita del hombre de Macuspana. ¿Y los spots? “No todos han sido de él”.
¿Y el que usted haya gastado más en la precampaña? “Solo yo hice precampaña”. ¿Qué
Duarte financió en Veracruz a López Obrador y a Morena? “Eso es una mentira, no
podrán probarlo”.
Delfina, de 54 años, se
considera de izquierda. ¿Socialista, comunista? “A favor de la justicia
social”. Revela que se ha acercado con éxito a grupos empresariales
mexiquenses. “Ellos son los que detonarán el empleo”. ¿Populista? “Si defender
a los pobres lo es, entonces me apunto”, parafrasea a López Obrador. Y sin
perder el optimismo y la tranquilidad que transmiten sus ojos, confía en que la
organización que ha resultado del trabajo político de Morena en el estado,
sabrá vigilar y defender el voto.
Hija de albañil y ama de
casa, Delfina no reniega de su origen y agradece a sus padres la oportunidad de
estudiar. Maestra normalista, licenciada en Educación Básica, con posgrados en
Pedagogía y Administración de Instituciones Educativas. Siempre trabajó para
financiar sus estudios. La suya no es una sencillez de pose. De pronto parece
políticamente ingenua. Sencillez e ingenuidad son un activo que le permite
conectar muy bien con la gente. Pero acaso sean un pasivo en las rudezas de la
política, en el ejercicio del poder. Su experiencia, en esos menesteres, se
limita a haber gobernado Texcoco, un municipio mexiquense de tres millones de
habitantes, y a haber sido diputada federal de la actual Legislatura. (eluniversal.com.mx)
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