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Por el eco rotundo de algunas voces desinformadas, parecería que el Poder Judicial es de las peores instituciones de la nación y que sus miembros han caído en el total descrédito, sin merecer el respeto propio de ese digno servicio.
Conozco las entrañas mismas de la judicatura nacional, al haber permanecido por años como servidor judicial, específicamente como presidente de una Corte de Apelación y Juez de Primera Instancia, entre otras funciones en ese poder del Estado, y además con un dilatado ejercicio profesional como abogado, puedo asegurar que la mediática campaña que envuelve la Judicatura es por demás injusta y al parecer busca fines inconfesables.
Es innegable que algunos miembros del Sistema Judicial han incurrido en inmoralidades imperdonables, pero cuando se han recibido las denuncias de lugar o se han develado irregularidades o errores inaceptables, ha habido un Consejo del Poder Judicial firme en extirpar del servicio judicial esos miembros.
Se han hecho un sinnúmero de estudios serios que indican que sólo la Iglesia representa mayores niveles y grados de confianza en la sociedad dominicana que los jueces, y es chocante el hecho de que eso se silencie y nadie habla de los cientos y cientos de magistrados jueces que día a día hacen una entusiasta y patriótica labor, “dando a cada quien lo suyo” en el marco de la justicia.
Por solo citar algunos ejemplos de las labores arduas, dignas y transparentes de los jueces, mencionamos el caso de la Corte de Apelación Civil de San Pedro de Macorís, presidida por el Magistrado Dr. José Manuel Méndez Castro, que en sus largos años de incumbencia dicha Jurisdicción no ha tenido mora judicial, quejas corruptivas ni desatención al usuario, a pesar de tener a su cargo los casos del Departamento Judicial más extenso del país y uno de los de mayor demografía.
También es digna de mención la Cámara Civil y Comercial de La Romana, presidida por el Magistrado Argenis García del Rosario, también al día en sus despachos judiciales y excelente aplicación de la ley.
Naturalmente, hay quejas muy frecuentes en cuanto a las jurisdicciones donde ejercen sus labores los jueces más nóveles, con actitudes de soberbia, falta de tacto y sentido común en muchas de sus actuaciones y que deben ser atendidas sin dilación por el Consejo del Poder Judicial o la Escuela de la Judicatura.
Finalmente quiero aclarar que no es el mismo panorama el que se vive en otras esferas del quehacer judicial, especialmente en los primeros eslabones del Ministerio Público y Policía Nacional, cuyas actuaciones específicamente en esas faces primigenias, pero vitales para el decurso de todo el proceso y su desenlace final produce las irregularidades más asombrosas, que luego pueden afectar el desempeño de los jueces.
El autor es abogado y profesor universitario.