Ángel Lockward
Ángel Lockward |
Habíamos escrito desde el
pasado año, que en el Banco de Reservas se había encendido la luz amarilla, nos
referíamos a la baja rentabilidad de sus activos, a su enorme nómica, que
alcanza el 37% del sistema financiero completo y, a la contratación de un
personal de asesoría carísimo, compuesto por asesores “en nada” que devengaron
salarios de hasta el millón de pesos mensuales, nuestro artículo no cayó bien.
Indicamos en otro trabajo
que en esa entidad la Contraloría tenía gripe…caminando hacia pulmonía por las
operaciones que se denunciaban y que ahora son investigadas, sobre todo
aquellas ligadas a una empresa de seguridad con la cual se vincula a un
coronel, chiquitín, según me escribe Pablo Ross, Rodríguez, según me informan
del banco, compadre del ex Administrador Enrique Paniagua.
El ex Administrador, es un
banquero de carrera y hasta donde sé, es honesto, entiendo que canceló al
Contralor – salido del BPD- y estaba en proceso con el Jefe de Seguridad, pero
es evidente que se descuidó y mucho. La cifra de que se habla es alta.
Desde luego, si se descuidó
enviarlo a la Dirección General de Aduanas, es trasladar el descuido a una
entidad de alta sensibilidad.
En otro trabajo indicamos
que este año esa Administración estuvo haciendo esfuerzos por colocar al Banco
de Reservas en la competencia por la captación de depósitos, incluso pagando
tasas más altas que sus competidores Banco Popular y BHD León, abriendo oficinas
y cambiando logos y colores con la presencia del Presidente de la República.
Todos los familiares de la
realeza del PLD, son los funcionarios más altos del Banco de Reservas, pero
hasta donde se sabe, ninguno de ellos se encuentra vinculado al escándalo
investigado que se circunscribe, a algunos funcionarios excedentes del BPD, que
fueron contratados por el Reservas y al Jefe de Seguridad, ligado
religiosamente al ex Administrador y, desde luego, este hecho no compromete al
banco como entidad financiera, así como tampoco la investigación surge del
actual Administración, el cordial y eficaz amigo, Simón
Lizardo, pero explica por
qué el Presidente le envió a corregir y cubrir esos “descuidos” de alguien de
su confianza.
Lo que resulta difícil de
explicar – en este momento - es la insistencia del Secretario Administrativo,
Peralta, con el tema de la transparencia en medio de este escándalo y de las
reiteradas denuncias de funcionarios que desacatan decenas de sentencias
judiciales incluidas en la Ley General de Presupuesto, para cobrar peajes o por
simple arbitrariedad.
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