Julio César Piccirillo
Julio César Piccirillo |
La palabra clientelismo deriva lógicamente de cliente.
Según el diccionario ZAMORA, significa consumidor,
comprador, adquiriente, clientela. Esta expresión ha estado en el ambiente
político de los últimos años y se le atribuye al Dr. Joaquín Balaguer el que
con mayor potencia usó esta forma de hacer política en la República Dominicana.
Muchos cientistas de la política han escrito cantidades
de cuartillas e inclusive libros refiriéndose a esta forma de manejar los
asuntos políticos. En nuestro país es una realidad latente.
Ante la ausencia y esencia de ser de los partidos
(desaparición natural de sus principales líderes: Balaguer, Juan Bosch, Peña
Gómez) y ante la ausencia de ideología a seguir; para poder mantenerse las
organizaciones políticas han visto en el clientelismo la única forma de crecer
y mantenerse o llegar al poder.
No hay político de este país, que una vez llegado al
poder no le pique la chispa de la reelección, desde Baez hasta Danilo, los que han
pasado por el poder por lo menos lo han pensado. No todos han podido lograrlo,
pero han hecho el esfuerzo.
¿Pero deja algún beneficio ejercer la actividad política
de esta manera? Realmente y particularmente yo pienso que no.
Un Alcalde no quita los tarantines de las calles y
aceras, porque podía afectar a pobres padres de familias que son potenciales
votantes. Sin embargo, los afectados
somos más. No se corrige el desorden del tránsito porque las asociaciones de choferes
hacen una huelga. Pero los que vivimos en peligro permanente por esa situación
somos más. No quita a los vendedores de comidas en las calles sin ningún
concepto de higiene y calidad porque son potenciales votantes, pero los que se
enferman son más y además también son votantes.
Prefieren dejarse chantajear antes que hacer una buena
gestión de gobierno, sea municipal o del gobierno central.
Por lo tanto deja más beneficio a los políticos, y se
puede hasta reelegirse resolviendo los problemas generales de la comunidad, que
dejarse arropar por el clientelismo y el populismo.
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