Miguel Ángel Cid Cid - acento.com.do
La pasada semana, esta columna abordó la poca
credibilidad de los Medios de Comunicación en República Dominicana. En esta ocasión, compartiré algunos datos
sobre la “propiedad, pluralidad y diversidad de…” los Mass media criollos, la
“igualdad de condiciones económicas y transparencia de la propiedad”. Para
tales fines usaremos el “Análisis del Desarrollo Mediático en República
Dominicana” del Colegio Dominicano de Periodistas.
Según la UNESCO, “Históricamente, en América Latina y el
Caribe ha predominado un modelo comercial, por lo que la propiedad de los
medios de comunicación se ha visto extremadamente concentrada en unas pocas
manos. En promedio, en una parte de la región, casi la mitad de los productos y
servicios de los mercados de la información y las comunicaciones de cada país
son controlados por un solo proveedor”. (UNESCO 2014).
Por su parte, el CDP cree que “En ausencia de políticas
estatales suficientes y claras para promover la pluralidad de los medios, es el
mercado quien tradicionalmente ha determinado las reglas para el comportamiento
de los medios de comunicación. Esto ha dado paso al surgimiento de oligopolios
mediáticos que, en la práctica, actúan privilegiando sus intereses
empresariales corporativos y obstaculizando el libre debate de las ideas y el
flujo transparente de las informaciones e interés público”.
En efecto, es por esto que las leyes llamadas a regular
el mercado mediático del país resultan ambiguas y confusas. Los periodistas
Olivo de León y Adalberto Grullón, principales autores del estudio, establecen
que los medios de comunicación “…carecen de un ordenamiento jurídico preciso
que garantice la pluralidad mediática y eviten los oligopolios y los conflictos
de intereses entre sus propietarios y la sociedad”.
Muy por el contrario, la constitución de la República, en
su artículo 50, acápite primero prohíbe el monopolio “No se permitirán
monopolios, salvo en provecho del Estado. La creación y organización de esos
monopolios se hará por ley. El Estado favorece y vela por la competencia libre
y leal y adoptará las medidas que fueren necesarias para evitar los efectos
nocivos y restrictivos del monopolio y del abuso de posición dominante,
estableciendo por ley excepciones para los casos de la seguridad nacional”.
Luego de consolidados los dos oligopolios mediáticos del
país, el INDOTEL estableció el concurso público para adquirir licencia para
operar canales de televisión o emisoras de radio. A seguidas, el mismo
organismo prohibió el otorgamiento de nuevas licencias. ¡Qué irónico!
¿Si ya no hay ofertas, a quién le aplicaran el
impedimento?
Al respecto los investigadores afirman que “El concurso,
aunque se concibe como un procedimiento que podría facilitar la participación
de diversos grupos en la posesión de medios, llegó tarde, cuando el
otorgamiento de licencias para operar canales de televisión y emisoras de
radio, estaba congelado, como lo está en la actualidad. Por tanto el
procedimiento carece de aplicabilidad”.
El panorama pinta un paisaje con leyes, y resoluciones
que establecen límites muy vulnerables “…a quienes poseen cadenas de radio y de
televisión”. Además, las diferentes instancias gubernamentales destinadas a
regular la aplicación de los reglamentos y leyes “están en toda, menos en
misa”.
De modo, que el Grupo Corripio y el Grupo Telemicro, los
dos oligopolios mediáticos del país, están en la arena. Se les nota rozagante,
listo para subir al cuadrilátero, no sin antes, escoger ellos mismos las reglas
del juego y los árbitros que han de
aplicarlas.
En una próxima entrega continuaré con el tema de la
“propiedad, pluralidad y diversidad de…” los Mass media criollos.
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