El Cañero

23 de marzo de 2018

Contra el odio y el racismo


Voces y ecos:
RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
En atención al nombre de esta columna, nos hacemos eco del clamor emitido por el escritor Avelino Stanley y la socióloga Reina Rosario en un documento titulado “Llamado contra el racismo y el odio”. Lo que sigue es un extracto del texto suscrito por  ellos a propósito  del  Día Internacional de la No Discriminación Racial, que se conmemora el 21 de marzo. Dicen:
Lamentablemente, la fecha lo que  genera es preocupación. Preocupación por la degradación moral y ética que vive la República Dominicana. Y una preocupación profunda porque en el país un grupo de personas ha estado enastando de manera persistente la bandera del racismo y del odio y con esa acción han tomado en su buena fe a otros dominicanos y dominicanas.
Los que promueven el racismo y el odio saben muy bien que están jugando con una candela peligrosa. El francés Michael Wieviorka afirma que es posible identificar el racismo en la práctica. Y resalta cuatro planos o niveles en que se manifiesta. En su escrito titulado “El Espacio del racismo” (México: Paidos, 1992), el autor dice que la primera forma es el “Infrarracismo” y en la misma “Se observa la presencia de doctrinas, la difusión de prejuicios y opiniones con frecuencia más xenófobos que propiamente racistas. Nosotros preguntamos: ¿algún parecido en la sociedad dominicana?
El segundo momento Wieviorka lo llama “Racismo fragmentado” y dice: “Aparece como tal, abiertamente manifiesto, cuantificable, por ejemplo en los sondeos de opinión. La doctrina, que ya está más extendida, anima a un número mayor de publicaciones, de círculos y de grupos influyentes.” ¿No hay ningún parecido con el momento actual que vive la República Dominicana?
El tercer momento el autor lo llama “Racismo político” y sostiene que aquí el “racismo se convierte en el principio de acción de la fuerza política o parapolítica; el racismo mismo se hace entonces política, animando debates y ejerciendo presiones.
El cuarto y último momento, según lo señala Wieviorka, lo llama “Racismo estatal” y sostiene que es “a partir del momento en que el Estado mismo se organiza de acuerdo con orientaciones racistas, desarrolla políticas y programas de exclusión, de destrucción o de discriminación.
Queremos hacer un llamado a la conciencia de los dominicanos y dominicanas con preocupación por el futuro genuino de nuestra nación para que volvamos la vista al dominicano más puro: Juan Pablo Duarte. Volver a Duarte es la solución, él es la guía. Por eso hacemos un llamado para no dejar que crezca el odio que quieren hacer geminar en el país. Un llamado ferviente para que no permitamos que el dio se instale en el futuro dominicano.

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