Fue
ovacionado en el Congreso durante un discurso en el que apeló a la unidad;
habló de la inmigración y el medio ambiente; dura condena a la pena de muerte
Francisco saludó a la multitud desde los balcones del Capitolio rodeado por miembros del Congreso norteamericano.Foto:AFP |
WASHINGTON.- Quien conoce bien a
Jorge Bergoglio lo sabe: más allá de ser un hombre de oración, de profunda
espiritualidad, es un animal político. Lo demostró ayer cuando se convirtió en
el primer pontífice de la historia en hablar ante el Congreso de Estados Unidos
en una sesión conjunta, en la que fue ovacionado.
En ese escenario, marcado por la
división entre demócratas y republicanos, y mientras afuera, en el legendario
National Mall, decenas de miles de personas seguían el big event a través de
pantallas gigantes, el Papa pronunció un discurso histórico.
No eludió ninguno de los grandes
temas de la agenda política: advirtió contra cualquier tipo de fundamentalismo;
pidió la abolición mundial de la pena de muerte, el fin del comercio de armas,
luchar constantemente contra la pobreza y el hambre y cuidar la naturaleza.
Abogó por los refugiados, inmigrantes e indocumentados; destacó el valor de la
vida humana en todas las etapas y la importancia de la familia, y recordó que
"si es verdad que la política debe servir a la persona humana, se deduce
que no puede ser esclava de la economía y de las finanzas".
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tuvo sólo una atracción
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El Papa, que viajó luego a Nueva
York, donde fue ovacionado en la Quinta Avenida antes de encabezar una misa en
la catedral de San Patricio, hizo un claro llamado a la responsabilidad
política para salir de la parálisis y "curar las heridas" del mundo.
"Un buen político es aquel
que, teniendo en mente los intereses de todos, toma el momento con un espíritu
abierto y pragmático. Un buen político opta siempre por generar procesos, más
que ocupar espacios", advirtió, en un discurso interrumpido 29 veces por aplausos
y ovaciones y que incluso llegó a emocionar a varios legisladores. Hasta el
usualmente adusto presidente de la Cámara de Representantes, el republicano
John Boehner, lloró ante Bergoglio. (Lanacion.com.ar)
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