Juan Miguel Pérez
El Grillo
Juan Miguel Pérez |
El neoliberalismo es la política de
fragmentación de la democracia entre ciudadanos de primera y ciudadanos de
segunda, según origen social. El neoliberalismo limpia de los segundos (la
“chusma”), la zona en la que hacen vida los primeros. Para eso, usa a las
fuerzas armadas del Estado. El neoliberalismo jerarquiza la calidad ciudadana
entre: los que en la cima pueden financiarse el estilo de vida que se exige
para ser “importante” socialmente (vivir en x lugar, ser hijo de x, tener
ingresos económicos x, etc.), y una larga degradación hacia abajo que llega
hasta aquellos que se les considera “restos humanos”.
La escopeta asesina de ayer en la Kennedy no
fue accionada por un agente “inexperto” y aislado. Es la continuidad de una
política de segregación social impulsada por los sectores dominantes, que va
desde la guetorización de los humildes, hasta su fusilamiento si se resisten a
ello. La ciudad neoliberal es cruel e intolerante con quien considera
“desechos”, sobre todo cuando éstos buscan volver a la única fuente disponible
para ellos de obtención de recursos: las calles de los sectores afluentes, de
donde son expulsados y los mantienen a raya, aún sean a escopetazos.
Pero la ciudad neoliberal, y el
neoliberalismo que la fábrica, no son meras abstracciones conceptuales. Y es
ahí es donde la mayoría de “analistas” cercanos al poder se paran y no
continúan sus análisis sobre los crímenes de Estado perpetrados en contra de la
gente humilde. Y eso, lo hacen por complicidad, ignorancia o miedo. No, la
responsabilidad de la autoría intelectual de los crímenes neoliberales tienen
sus nombres concretos: son, por ejemplo, el contubernio entre los Vicini y los
CONEP de RD (y un minoritario pero largo etcétera) y los actores dirigentes del
gobierno central y local (Alcaldía D.N.).
Tristemente, para lo sectores humildes, hoy
no hay políticos ni organizaciones (o por lo menos no se hacen sentir) que los
representen o acompañen de manera efectiva en RD. La inmensa mayoría de
políticos profesionales andan exclusivamente en sus temas, mientras la gente
humilde de RD, permanece en absoluta indefensión de la miseria y entre
escopetazos oficiales.
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