Altagracia Kubinyi
Según el autor se han perdido los parlamentos en el carnaval, que son las diferentes protestas que se realizaban con jocosidad. |
Santiago.- Cada domingo de
carnaval va creando una historia y registrando momentos que se archivan en la
memoria. Eso le ocurrió al escritor dominicano, Marcos Ceballos, quien desde su
niñez fue guardando las experiencias carnavalescas
que hoy cuenta en su libro “Los inolvidables carnavales de Santiago: La Joya y
Los Pepines”.
La puesta en circulación de la
obra se realizó en Casa de Arte. En esta oportunidad el autor informa que en el
libro busca resaltar la importancia que tiene la conservación de las
tradiciones del carnaval de Santiago, específicamente de La Joya y Los Pepines.
Ceballos manifiesta que el
escrito narra la realidad de las fiestas populares en los años 60 y 70,
rescatando a la vez, la forma de vida
del carnaval de Los Pepines y La Joya. Así mismo, revela que el pasaje
literario contiene un espacio dedicado al origen, desarrollo y “posible
desaparición de las caretas”. Plantea la hipótesis de que el uso desmedido de
los recursos de fantasía puede amenazar la presencia de las caretas como un
elemento de identidad carnavalesca.
“El carnaval ha variado
significativamente. Hoy día, estas celebraciones más que carnaval son una
pasarela donde los personajes desfilan y la ciudadanía les observa. ¡Se ha
perdido el contacto y la acción!”, son algunas de las apreciaciones que hace el
escritor en su libro.
Cada página cuenta las
vivencias y ocurrencias de los lechones y de los pintorescos personajes,
igualmente, las fotografías ilustran los argumentos narrados. Hablar de la
cultura enriquece y ofrece herramientas para el análisis reflexivo y sociales
es la impresión que se refleja al ver
la alegría que brota del autor al
mencionar los meses de investigación.
El autor resalta que
recientemente el recurso más utilizado en estas fiestas populares es la fantasía,
algo que le preocupa, porque es efímera. Entiende que es necesario que se
retomen los elementos que dieron origen a las celebraciones carnavalescas; como
es el caso de las críticas sociales con sentido humorístico sobre realidad
dominicana y la identificación de las caretas.
“Hay un espacio dedicado a los
pregoneros de Los Pepines. Es el caso de una dama que vendía los dulces más
codiciados de la época y el de un caballero que ofertaba los pasteles en hoja
para la comida”, dice Marcos Ceballos.
“Lechón cuajao, amarillo y colorao”, eran los
cantos para impulsar a la acción entre los civiles y los personajes. A eso se
le llama un carnaval de Santiago interactivo y con tradición”, refirió al
finalizar. (Listin Diario - Norte)
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