El Día Nacional de la Educación se celebra cada año el 11 de enero en celebración del natalicio de nuestro hermano masón, Eugenio María de Hostos (1840-1903), educador, filósofo y escritor puertorriqueño llamado el Ciudadano de América por su empeño en la lucha de la independencia puertorriqueña y la idea de una Confederación Antillana entre Puerto Rico, República Dominicana y Cuba.
Aunque olvidado este importante día por casi todos,
el momento histórico que vivimos en República Dominicana exige de una seria y
participativa reflexión que promueva cambios en el sistema educativo, porque
los objetivos van cambiando con el tiempo y la masonería dominicana no debe
dejar de pasar desapercibida la importante fecha.
En el período de la Colonia, la educación tenía una
orientación religiosa, seguida por el concepto de la independencia con otras
metas muy diferentes a la filosofía escolástica; donde surgen las ideas más progresistas,
lográndose cambiar con la época el derecho divino del monarca por el derecho
del hombre.
Fue Hostos quien creó un sistema de enseñanza
actualizado a la realidad existente que vivía la República Dominicana del siglo
XIX basado en la educación en la escuela, creando una estructura de muchos maestros
con una obligación social.
Hostos no fue comprendido en ese momento histórico,
porque pretendía proponer un modelo educativo diferente. Las visiones
científicas y éticas que quiso explicar fueron vistas sospechosas y no
aplicables, como una aspiración ideal. “Hostos quería escuela para todo el
mundo, que no se quedara sin tomar un sorbo de esa agua mágica que es la
educación”.
Hostos trae una concepción educativa acorde con la
realidad histórica, una educación científica que desterró de las aulas, en las
que el ilustre hermano masón educó, toda idealización sobre los hechos y dirigió
a los alumnos a usar más la razón. Su Escuela era considerada racionalista.
Por esa razón, Hostos creó una práctica educativa y
muchos de sus discípulos, a quienes se conoció como los normalistas, eran las
personas de confianza para ir proyectando la idea educativa.
El modelo educativo hostosiano perduró muchos años
después del fallecimiento de Hostos en 1903. Sus procedimientos pedagógicos y
su ideario moral conformaron una generación de maestros dedicados al Gran Logia
de la Republica Dominicana, Inc., servicio del alumno. Pero el deterioro de la
sociedad dominicana, sus luchas caudillistas, y sobre todo la intervención
norteamericana, pusieron en duda todas las ilusiones que ellos habían cifrado
en las instituciones democráticas de los pueblos.
La educación dominicana necesita terminar de
despojarse de toda idealización de los hechos o fenómenos que la ciencia hoy
día aborda con verdadero acierto. Igualmente necesita acabar con la educación
tradicional, que sostiene una enseñanza basada principalmente en la memoria.
Debe marchar hoy conforme con los avances y las exigencias del siglo XXI en
cuanto a la educación, y así nuestra vida social sería más enriquecedora.
Esto requiere el despliegue de una estrategia
sistémica que responda a los desafíos que comenzamos a identificar, como, por
ejemplo, formar a estudiantes que enfrentarán trabajos, oficios que aún no conocemos,
porque no se han creado, pero, ya podemos predecir un cambio en el mercado
laboral, dado que cada vez más tareas se automatizan, se digitalizan lo que sin
duda será un impacto social y exigirá al campo educativo soluciones
pertinentes.
Hoy, el gran consenso apunta al desarrollo de las
llamadas competencias para el siglo XXI, que son transversales al currículum
escolar y flexibles al cambio, ya que están asociadas al desarrollo de capacidades
plenamente humanas (la mayoría del tiempo en sus estadios superiores). Los
modelos conocidos de competencias hacen un énfasis especial en las llamadas
“cuatro C”, que comprenden las habilidades de la creatividad, el pensamiento
crítico, la colaboración y la comunicación, a lo que sumamos metacognición y
las funciones ejecutivas que nos permiten “aprender a aprender”, reflexionar y
adquirir conciencia sobre los procesos personal y colectivo de aprendizaje.
Junto con abordar las grandes temáticas que
enfrentarán nuestros estudiantes, tales como el cambio climático, los fenómenos
migratorios, los conflictos internacionales y los problemas de salud, los sistemas
escolares del mundo se están haciendo cargo gradualmente de nuevas asignaturas,
disciplinas y conocimientos, tales como alfabetización en TIC, educación
financiera, pensamiento computacional, formación ciudadana e interculturalidad
y aprendizaje en servicio, así como implementando estrategias pedagógicas
activas y transversales, tales como las metodologías de proyectos, resolución
de problemas e indagación.
El objetivo de la nueva actividad formativa,
requiere de manera urgente de un espacio de debate sobre las estrategias que
deben aplicar los docentes y establecimientos de educación para mejorar el desempeño
de los alumnos en el futuro, en un contexto de constante cambio.
Como Masones creemos que formar niños y jóvenes para
el mundo de hoy, hiperconectado y digitalizado, implica cambiar la forma en que
estamos enseñando en las escuelas. Por eso, queremos hoy honrar con estas
recomendaciones al maestro de
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