Julia
Angélica Maríñez
Madre
Especial
De pronto, y sin saberlo, la vida nos tiene hermosas
sorpresas disfrazadas en pequeños envoltorios llamados "Niños
Especiales" y al salir yo premiada de un niño con Síndrome de Asperger
(rasgo de autismo), empecé a observar cómo esta gracia empezó a hermosearse
cuando lo quise como es y a partir de ahí comenzamos un maravilloso viaje con
distintos matices hacia un incierto e interesante destino.
Al iniciar el camino, con su silencio me iba gritando:
"Quiéreme como soy, quiéreme como soy" y fue sólo entonces cuando sus
miradas bajas, su despojo de afecto, su desconocido mundo dentro del mío,
hicieron gritar en mí: "Te acepto como eres".
Al aceptarlo empezaron a surgir milagros en él y en mí
misma, conociendo nuestras profundidades y disfrutando en la callada danza de
nuestra alma en los dulces pininos de cada nueva palabra, nuevos gestos, nuevos
gustos, tristes lágrimas que tanto a él como a mí nos fueron purificando para
ayudarnos a limpiar la ceguera inicial de una linda llegada hacia donde estamos
hoy veinte años después del inicio de nuestro viaje.
Fui pesando cada lágrima y las cambié en alientos de
sonrisas para mí misma, para él y para los demás padres que al igual que yo, no
habían aquilatado tan importante premio que nos dio la vida.
Y mientras él sigue gritando que lo quiera como es, yo
también gritaré: "quiéranlos como son", porque fuiste el padre
elegido para con amor adentrarte en su interior y hacerlos conocer tu mundo y a
que entiendan mejor el de los demás.
Muchos serán los paradigmas que habrá que romper cada
padre hasta encontrar la sincronía perfecta para emprender este nuevo vuelo. A
mí me dijeron que mi hijo ni siquiera se iba a poder alfabetizar y hoy día está
en el cuarto cuatrimestre de la universidad, estudiando administración de
empresas y en las recién pasadas navidades fue quien realizó la cena de
nochebuena, pues es un excelente cocinero.
Les mentiría si les digo que ha sido fácil, no, no lo ha
sido, pero cuántas satisfacciones, como mujer, como madre, como ser humano
estoy teniendo todos los días por asumir con amor este gran reto que la vida ha
bordado en nuestros caminos, por eso les decía que la meta es romper todos los
estereotipos existentes, ser constantes, perseverantes y si todo esto lo haces
con fe, paciencia y amor, el futuro de tu hijo no tendrá techo y será igual o
mejor que cualquier otra persona y el cielo estará en la tierra cada vez que
mires el brillo en sus ojos…
Bendiciones para todos.
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