Es uno de los analistas más lúcidos y mejor informados del país. Dice
que "la objetividad no existe", pero desearía que haya "menos
memoria y más historia". El columnista de la nación llega desde la semana
que viene con su programa, Odisea Argentina, a la pantalla de LN+
Loreley Gaffoglio
Foto: Ignacio Coló
Carlos Orlando Pagni tiene una doble asignatura pendiente: como
historiador, escribir la biografía de un presidente argentino que para él
continúa siendo un enigma, y como analista político poder descifrar finalmente
a un personaje escurridizo, extrañamente complejo, cuyos claroscuros y
paradojas aún lo siguen interpelando.
Esa incógnita se llama Carlos Saúl Menem y representa el mayor desafío
intelectual que está dispuesto a encarar para saldar una deuda personal: el no
haber escrito aún, a pesar de la avidez de las editoriales, ningún libro.
Mientras ése desvelo acecha, Pagni, que saltó al periodismo desde los
claustros académicos marplatenses, cuestiona la ausencia de rigurosas
biografías sobre los protagonistas políticos del siglo XX en la Argentina.
"La biografía de Menem es el libro que debería escribir", dice,
mientras su mirada recorre los estantes con sus lecturas sobre filosofía,
historia, epistemología, literatura, arte y política perfectamente ordenadas en
al menos, dos de sus bibliotecas. En el departamento de Pagni, en Recoleta,
además de libros hay grandes pinturas figurativas -exquisitas- del maestro
colorista Felipe Pino que juegan en audaz contrapunto con las manchas al óleo
de Milagros Argüello.
No hay más tiempo para escudriñar su intimidad, que él resguarda con
celo. En una semana, el analista político de La Nación -uno de los más lúcidos
y elocuentes periodistas argentinos- debutará con su programa Odisea Argentina
en LN+. El economista Marcos Buscaglia, experto en finanzas, con una larga
trayectoria en el Citi y en el Bank of America, en Nueva York, reemplazará a su
ex coequiper, el ahora ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
Nada dirá Pagni sobre las dos sorpresas que se reserva para el debut
pero en la extensa charla con La Nación revista, venciendo algunas reticencias,
evocará su derrotero de humanista convertido en una auténtica estrella del
periodismo. Basta respaldar esa afirmación con datos, como haría Pagni: desde
hace años, cada vez que escribe sus notas, extensas o diminutas, generalmente
colonizadas por el cruce de géneros narrativos y periodísticos, su firma
aparece entre lo más leído de La Nación. De la misma manera, existe una suerte
de "abstinencia Pagni" cuando se ausentan de la televisión sus ya
clásicos editoriales de Odisea. Mientras tanto, no son pocos los colegas que
aspiran a escribir como él aunque ese tipo de arte tenga ya marca registrada
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