MANUEL ANTONIO VEGA
ISLA SAONA.- Con el legado histórico de los
indígenas taínos a cuesta, que la llamaban con el nombre de “Adamanay” y con
dos asentamientos humanos que no superan las 70 casas y 500 habitantes, la Isla
Saona, es un paraíso ecológico y turístico explotado por extranjeros, pero
desconocido por la generalidad del dominicano.
Adyacente al parque Nacional Cotubanamá, esta
estructura de tierra y rocas cálcicas, es poseedora de una belleza sin par, que
se ha convertido en un “imán” de la industria sin chimenea en la zona oriental
de la isla Española.
Sus atractivos van desde hermosas playas de
arena blanca, cocoteros, la espesa vegetación de manglares y la afamada e
histórica cueva “Cotabanamá”, donde arrastra la historia ancestral, se refugió
el cacique taino, huyendo a la persecución de Nicolás de Ovando, que finalmente
lo atrapó y ejecutó.
Los cocoteros con su alto follaje sirven de
cobijas a las humildes viviendas del pequeño asentamiento humano en la isla.
Sus playas de cristalinas aguas y arena
blanquecina, sirven de cama y baño a cientos de turistas que frecuentan el
lugar.
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