Rafael Torres
Rafael Torres |
Esta historia me la contó mi amigo de
adolescencia y vecino Rafael Rodríguez, a quien se la contó el siempre
recordado Fernando Dhimes: Al ser elevada La Romana a provincia, la tercera del
Este y con el nombre de Provincia La Altagracia, dejó de ser municipio de la
provincia El Seíbo.
Eso fue a partir del 1ro., de Enero de 1945. A
los actos oficiales de esa proclamación asistió el Generalísimo Trujillo (El
Jefe). Ya sentados en la mesa de honor, el recién nombrado Gobernador
Provincial, Lic. Ramón Eneas Saviñón, saca del bolsillo interior de su saco un
sobre y se lo entrega a Trujillo diciéndole al oído que un humilde hombre del
pueblo conocido con el mote de " Sancú`" le pidió por favor que le
entregara esa carta al jefe.
Trujillo abre el sobre y lee el breve contenido
de la carta que decía en grandes letras: " ESPANTOSA MISERIA ABATE A ESTE
ADMIRADOR, AMIGO Y SERVIDOR SUYO". Trujillo sonríe y pregunta al
Gobernador quien es el remitente y Saviñón le contesta que es un hombre humilde
sólo conocido como " Sancú`".
Trujillo jala por la cartera y admirado por la
ocurrencia le entrega al Gobernador ¡500 PESOS! para que se los de a Sancú` y
pregunta que trabajo podría hacer el hombre, don Eneas piensa y responde al
Jefe que el individuo tiene escasa preparación y que se le ocurre podría ser el
guarda faro de la costa; trabajo sencillo de prender el faro al anochecer y
apagarlo al salir el sol.
Trujillo le pide que le envíe vía telegrama
nombre y cédula de Sancú` para promulgar su nombramiento inmediato en dicho
cargo. ¡Que palo ha dado Sancú!
A los dos días llegó el nombramiento con la
jugosa suma de ¡50 pesos mensuales! Resulta que el personaje de marras era un
aplomador consumado y a decir de Fernando, cuando no estaba borracho estaba con
resaca; decía que el agua no tenía sabor y sólo la bebía con la comida, que
prefería el romo, que ese sí que tenía sabor.
Nuestro protagonista asumió el cargo y Rafael le
preguntó a Fernando: "¿Y cumplió el hombre con su trabajo? A lo que
respondió Fernando: ¡Seria el pendejo! Trujillo lo mandaba a tirar del mismo
faro a que se lo comieran los tiburones
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