Edwin Ruiz, Paula Rodriguez, Carlos Pimentel y Wilfredo Lozano |
Santo Domingo.- La democracia no tiene precio
pero sí un costo de funcionamiento. Es por eso que el financiamiento político
es parte de la vida en democracia, sin
embargo, si no se encuentra adecuadamente regulado, introduce serias
distorsiones en la medida en que puede limitar la competitividad y conferir a
ciertos grupos una posibilidad diferenciada de participar en las elecciones y
ejercer su influencia. ¿Cómo se traduce esto en el juego democrático
dominicano?
Con el objetivo de discutir sobre el financiamiento
de la política en el país y sus implicaciones,
la Fundación Friedrich Ebert (FES) celebró el cuarto encuentro del Foro
Político Social (FPS), el jueves 27 de octubre, de 8:00 a 10:30 de la mañana,
en el hotel Radisson Santo Domingo.:
Para iniciar el debate el economista y
periodista de investigación Edwin Ruiz, presentó en datos detalles sobre el
financiamiento de la política, donde se visualizó altos niveles de inequidad en
la distribución, del 1998-2016 el financiamiento público a los partidos
políticos fue de un monto equivalente a los 324.5 millones de dólares y de este
total el 80% fue destinado solo a tres partidos políticos lo que ha tenido,
según Ruiz, implicaciones particulares en período de campaña, desvirtuando la
justa competencia.
El economista y periodista al referirse a un
reciente Informe de Participación Ciudadana indicó que el costo de un voto en
la Republica Dominicana equivale a 28.77 dólares superando el costo del voto en
Argentina, Brasil y México. Puntualizó, además, que debido a falta de
mecanismos de rendición de cuentas y ausencia de topes resulta imposible
conocer en detalle sobre el financiamiento privado, la procedencia de los
fondos y su distribución entre los partidos. La presentación de Ruiz puso en
evidencia que el dinero es capaz de introducir distorsiones importantes en el
proceso democrático.
Posteriormente, Carlos Pimentel de
Participación Ciudadana presentó un balance político institucional del
financiamiento de las política argumentando que su desigual distribución tienen
un impacto directo en las posibilidades
reales de los partidos y los candidatos de llevar su mensaje a los votantes.
Asimismo, resultó evidente que la autonomía de los partidos entra en juego
al momento que el poder político simplemente es un espejo del poder económico.
Concluyó puntualizando la importancia de regular el financiamiento dado que, de
lo contrario, amenaza la legitimidad de los procesos y las prácticas
democráticas.
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