Voces y
ecos:
RAFAEL
PERALTA ROMERO
rafaelperalta@gmail.com
El
exabrupto con el cual el presidente Danilo
Medina respondió las acusaciones de corrupción lanzadas por el embajador
estadounidense, James Brewster, podría adquirir el carácter de “patriótico” que
le han atribuido unos comentaristas, si el mandatario hiciese lo procedente para que los implicados
en el soborno en la compra de los
aviones Súper Tucano paguen por la falta
cometida.
El
diplomático denunció que República Dominicana es un puente para el paso de la
droga a su país y se refirió a otros casos de corrupción. Sin que los
periodistas le preguntaran, Medina se acercó a éstos para hablar. Lo más
elemental de su retórica fue exigir a Brewster pruebas de lo que hablaba. Mientras
tanto, los gobiernistas respondían con
mofas por la preferencia sexual del embajador.
En 2008,
la Empresa Brasileña Aeronáutica vendió al Estado dominicano ocho aviones Súper
Tucano, que servirían para el control
del narcotráfico. Esa empresa acaba de
admitir que sobornó a congresistas y militares
para que se ejecutara la compra,
en franco perjuicio para las finanzas públicas. Más de 3.5 millones dólares
habrían circulado entre los involucrados.
El
procurador general dispone de un informe confidencial, suministrado por
autoridades de los Estados Unidos, en el
que se identifica a los autores del cohecho. El rumor público menciona al menos
a tres senadores como decisivos para la
aprobación de la compra. Se dice que la propuesta fue llevada al comité
político del PLD (partido de gobierno) para apurar la decisión.
Hay un
reclamo de la sociedad, a través de sus instituciones, el caso quede resuelto y
haya sanción para los responsables. El Presidente quería pruebas y
parece que las está recibiendo. Muchos -entre ellos el arzobispo Francisco
Ozoria- ven en este caso una buena oportunidad para que el gobierno de Medina
fije una orientación respecto de la corrupción. Acciones más que palabras, se
reclama.
Cuatro
personas han sido detenidas: dos militares y dos empresarios. Pero no parece
que sean los únicos responsables del soborno. El procurador, Jean-Allan
Rodríguez, quien se adelanta a declarar que no quiere presiones, podrá ignorar lo que se habla del caso, pero
en círculos de gente bien informada se comenta hasta la suma en dólares que recibió cada cual. Mejor que se quede con
las pruebas dadas por el FBI.
Si no
fuera porque en República Dominicana “na es na” (todo pasa y todo queda –dijo
el poeta) de ese caso se derivarían sucesos estremecedores que arrastrarían:
renuncias, destituciones, condenas, vergüenzas…pero qué va. Si no fuera porque
aquí las instituciones son tan endebles,
el caso Tucano sacudiría los cimientos del gobierno. Ay, si no fuera por
eso.
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