De
solo pensarlo parece una broma o utópico, pero no lo es. En el mercado ya se
habla de las pilas que no necesitarán de recarga ni tendrán que ser tiradas a
la basura porque se alimentarán de hidrógeno atmosférico.
La
responsabilidad de esta novedad recae, en caso de hacerse posible, sobre el
Premio Nobel Andre Geim y sus colegas de
la Universidad de Manchester (Reino Unido).
Para
ello, los investigadores necesitarán el grafeno como materia prima, un metal
flexible, resistente, transparente y que se distingue por conducir la
electricidad mejor que cualquier otro material que Geim y Konstantin Novoselov
describieron.
Según
publica el portal diarioecologia.com, los investigadores se han empeñado en
crear una membrana ultra fina, que puede ser atravesada con gran facilidad por
los protones. “Es decir, los átomos de hidrógeno del aire desprovistos de sus
electrones. Una sorpresa porque se pensaba que el grafeno era impermeable a
todos los líquidos y los gases”, explica el portal.
La
membrana capta el hidrógeno presente en el aire, en el momento en que la
atmósfera está húmeda, esto es lo que la convierte en la materia prima perfecta
para la creación de las baterías del futuro.
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