Sergio Acevedo
Cálculos conservadores indican que el
50% de las ocupaciones en los hospitales de maternidad de la República
Dominicana, son de mujeres haitianas ilegales que vienen al país con el
propósito de dar a luz, pero que debido al estado de precariedad en que se
encuentran desde el punto de vista de la salud, las mismas tienen que
permanecer mucho tiempo recibiendo atenciones para curar patologías diversas,
tales como trastornos en el hígado, daños renales, problema cardíacos, enfermedades
diversas de transmisión sexual, incluyendo el VIH.
Médicos de servicio en los hospitales Nuestra Señora de
la Altagracia y el San Lorenzo de los Mina, reportan que las parturientas
haitianas llegan a esos centros con niveles de hemoglobina extremadamente bajos
lo que, según pudo establecerse, dicho cuadro comporta un estado cadavérico y
totalmente incompatible con la vida.
Esa es una de las causas para que en esos hospitales se
haya producido un incremento en la incidencia de muertes maternas, no por
razones propias del embarazo, sino de otras enfermedades que nada tienen que
ver con ese estado, debido a que esas haitianas llegan a los centros del país
sin ningún chequeo prenatal, sin ser referidas, anémicas, con VIH/Sida y apenas
se mantienen de pie. Ninguna posee documento de identificación y, por lo
regular, esas mujeres son reclutadas y llevadas a los hospitales dominicanos por
activistas de ONGs que, por lo regular nunca dan la cara.
A pesar de que los centros hospitalarios dominicanos
ofrecen las mismas atenciones que reciben las dominicanas, a las parturientas
haitianas, la situación de estas mujeres plantea un problema que ha contribuido
a deteriorar la capacidad de atención de los centros en virtud de que se ven
desbordados por la irrupción de tantas mujeres extranjeras indocumentadas que
acuden a nuestros hospitales, sin que las autoridades hayan presentado
alternativas presupuestarias que permitan hacerle frente a esa invasión.
Por el contrario, los ingresos de los hospitales
dominicanos se han visto menguados desde el momento en que las autoridades
dispusieron la supresión de las cuotas de recuperación, unos mecanismos que
permitía recabar algún dinerito para solucionar problemas puntuales, de bajos
precios, y de necesidad perentoria en las emergencias.
Se trata de un serio problema, aunque en los hospitales
se les da la misma asistencia como a cualquier otra mujer, hay que reconocer
que el gasto es muy alto para el centro. Esas mujeres vienen directo desde
Haití solo a dar a luz en la República Dominicana, además de que no tienen
historia clínica, llegan con daños renales y en el hígado, y otros órganos, lo
que aumenta su estadía en los centros y sus capacidades de recepción de
paciente hasta el punto de que de seis camas que tiene la unidad de intensivo
de la maternidad La Altagracia, cuatro son ocupadas por mujeres de nacionalidad
haitianas, que no hablan nada de español, lo que ha obligado a los galenos a
hacer cursos acelerados de creole para poder comunicarse con las enfermas.
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