Por Kevin Liptak, Kaitlan Collins
(CNN) ––
Para el momento en que el presidente Donald Trump iba en su helicóptero hacia
la Base de la Fuerza Aérea Andrews este sábado, con destino a lo que alguna vez
esperó sería su regreso triunfal y totalmente concurrido a la campaña
electoral, las cosas ya estaban mal.
Al revisar
la cobertura noticiosa al principio del día, Trump se decepcionó cuando no vio
imágenes de las líneas masivas afuera del Centro del Banco de Oklahoma en
Tulsa, sino de Geoffrey Berman, el fiscal federal al que el secretario de
Justicia de Trump intentó expulsar la noche anterior, según dijo una persona
familiarizado con su reacción.
Horas
después, el presidente fue informado de que seis empleados de la campaña en
Tulsa resultaron positivos a coronavirus antes de su llegada, un recordatorio
desafortunado de la pandemia actual que los críticos de Trump dicen que él está
ignorando. Después de descartar inicialmente la revelación, una fuente
familiarizada con su respuesta indicó que Trump estalló cuando la noticia se
informó posteriormente en los medios y desplazó la cobertura del mitin en sí.
Aun así,
un determinado Trump tenía la intención de dar nueva vida a su impactante
campaña. Se fue a Tulsa, convencido de que grandes grupos de sus seguidores lo
estarían esperando allí.
Las cosas
no mejoraron una vez que el Air Force One despegó. El presidente recibió un
reporte de que solo unas 25 personas se reunieron en el espacio extra que la
campaña había reservado afuera para una multitud, la cual Trump afirmó cinco
días antes que superaría las 40.000 personas.
Dos horas
antes de que comenzara el mitin, quienes se inscribieron para recibir entradas
recibieron un mensaje de texto urgente de la campaña de Trump: “¡La Gran
Celebración del Regreso Estadounidense ya casi empieza!” se leía en la
comunicación. “¡Todavía hay espacio!”.
Cuando
Trump aterrizó en Tulsa a las 5:51 p.m. hora local, las multitudes que sus
asistentes le habían prometido no se materializaron. El Air Force One voló
sobre el lugar del evento, donde a Trump se le había dicho que miles de
seguidores lo esperarían para saber de él antes de entrar, pero no hubo nada
parecido al mar de personas que él había estado esperando.
Mientras
estaba en el aire, la campaña había cancelado su aparición en el exterior dada
la aparente falta de entusiasmo.
Aunque
alguna vez se consideró dentro de la Casa Blanca y la campaña de Trump como un
botón de reinicio para una presidencia rodeada de crisis y heridas
autoinfligidas, en realidad el mitin electoral del sábado por la noche en Tulsa
estuvo plagado de obstáculos y fue un microcosmos decepcionante de los puntos
ciegos, la negación y las ilusiones que han venido a guiar al presidente
mientras entra en uno de los momentos más precarios de su primer mandato.
Para el
momento en que Trump salió al compás de Lee Greenwood en la noche de este sábado,
ante el Centro del Banco de Oklahoma parcialmente lleno, el evento ya había
pasado de ser un regreso triunfal a la campaña electoral ––después de una
ausencia forzada de 110 días por la pandemia–– a algo completamente diferente.
El intento de un nuevo asalto contra el exvicepresidente Joe Biden se apagó y
fue reemplazado por quejas recicladas y hostigamiento racial. La escasa
multitud fue un recordatorio de que muchos estadounidenses, incluidos los
partidarios de Trump, continúan siendo cautelosos ante una pandemia que
permanece en lugares como Oklahoma, donde los casos están aumentando, incluso
si el presidente está listo para seguir adelante.
Los
asistentes esperaban ansiosamente su reacción a una participación menos que
estelar, consciente de que él ha amenazado en el pasado con despedir a
funcionarios cuando sus mítines terminaron en una decepción.
“Ustedes son guerreros. Teníamos algunas personas
muy malas afuera. Estaban haciendo cosas malas. Pero realmente lo aprecio”, le
dijo Trump a su multitud, pareciendo para explicar que los asientos vacíos eran
el resultado de “matones” fuera del lugar, a pesar de que los equipos de CNN en
el terreno dijeron que no vieron violencia ni personas bloqueando las entradas.
Después
de un discurso de casi dos horas, destacado principalmente por su
discursividad, Trump dejó Tulsa en la noche de este sábado tras haber pasado
unas tres horas en la ciudad. Los seis miembros del personal que dieron
positivo por coronavirus permanecieron en sus habitaciones de hotel, en
cuarentena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario