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4 de diciembre de 2016

INCOHERENCIA EMOCIONAL

Por César Román, autor de Conflé y mangú.
¿Has notado cómo muchos solemos pasar de la indignación al relajo ante los problemas sociales?
En mi libro “con un pie aquí y el otro allá, escribí un capítulo que se titula Realismo Mágico Dominicano; el cual trata sobre cómo las dictaduras que nos han oprimido, así como otras condiciones sociales, han producido un ser que celebra su desgracia. El sociólogo español, Domenec Biosca dice: “El dominicano toma lo serio en broma y la broma en serio.” Por años he observado con qué facilidad pasamos de la indignación al relajo como mecanismo de defensa para poder subsistir a los estragos de las diferentes situaciones adversas que nos oprimen.
Luego de la indignación que produjeron las declaraciones de una senadora que dice que el sueldo no le alcanza ni para comprar agua, pasamos con alegría a elaborar todo tipo de bromas sobre la botellita de agua. Luego de la irritación por las declaraciones de un diputado casado que tiene una amante, pasamos con algarabía a hacer chistes sobre la “segunda base”. Luego de que un síndico despilfarra los fondos públicos para poner una torre de otro país frente a un símbolo patrio en momentos donde los damnificados sufren por las fuertes lluvias en varios sectores del país, elaboramos todo tipo de memes alusiones y chistes.
Me encanta el humor y entiendo que esta es una excelente válvula de escape, pero entiendo también que este tiene sus momentos. Un terapeuta debe intervenir si el paciente le cuenta una escena de abuso verbal proveniente de su pareja y luego se ríe, porque hay una incoherencia emocional. Las situaciones serias deben ser enfrentadas con circunspección, formalidad, fundamento y, sensatez.
Las conquistas sociales nunca se han logrado a base de chistes, burlas y bromas. Cuando Rosa Park se negó a ceder el asiento a un blanco, dio paso al boicot de los autobuses en Montgomery, Alabama y por su seria acción hoy muchos tenemos derecho a un asiento. Cuando Nelson Mandela se opuso a la segregación en Sudáfrica o cuando Gandhi decidió enfrentar a las tropas invasores inglesas no lo hicieron a bases de bromas, sino con acciones pacíficas, pero bien intencionadas y bien dirigidas. Debido a sus actitudes y posiciones, hoy ambos países no son colonias inglesas.
Recordemos la valentía de los indígenas ante la dominación del español, el arrojo de los trinitarios y sus ideas independentistas y últimamente, las acciones enérgicas de los santiagueros que se negaron valiente y rotundamente a la aceptación de un bar en el monumento. Esto no es un llamado a perder el maravilloso sentido del humor que tenemos, nuestra gran capacidad para la alegría y el disfrute que poseemos por ser caribeños; es simplemente un llamado a enfrentar con seriedad las afrentas para poder defender con dignidad lo que nos pertenece y que indignamente nos arrebatan.

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