(CNN) - Viajar a la
hermética Corea del Norte es ahora más común. El número de personas curiosas
por conocer por dentro a una de las naciones más aisladas, incomprensibles y
temidas del planeta está creciendo y, comparado con sus predecesores, el líder
Kim Jong-un parece estar muy feliz de darles la bienvenida.
En cierta forma.
Hay estrictos
lineamientos que regulan lo que pueden o no hacer los turistas, lo que pueden
ver, e incluso qué preguntas pueden hacer. Si rompen el protocolo, o incluso si
son sospechosos de querer hacerlo, pagarán las consecuencias. Eso incluye no
faltarles al respeto a los líderes pasados y presentes del país, pasearse por
ahí por su cuenta o tratar de hablar con los lugareños sin permiso.
Para darnos un
panorama más amplio de Corea del Norte, NK News le pidió recientemente a un
grupo de desertores y expertos que explicaran la historia detrás de unas fotos
tomadas en el 2016 por el fotógrafo Chris Petersen-Clausen.
"Esta foto me
recuerda cómo Pyongyang suele convertirse en un absoluto caos durante la hora
de mayor tráfico", dice Kang Jimin, quien abandonó la capital norcoreana
para establecerse en el Reino Unido en el 2005.
"También
recuerdo cuán nervioso me ponía al preocuparme por un corte de energía que
dejara al bus varado en medio de la calle", añade.
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