Rafael Torres
Un ahijado a quien no
veía hace tiempo me vio en el supermercado y sin pedirme la bendición me dijo
que quería que Santa Claus le dejara un celular de regalo.
Me dejó sorprendido
el ahijado y apenas pude darle una sonrisa y una palmadita en un hombro.
Resulta que Santa
Claus no va a mi casa, como tampoco va el pavo en Nochebuena, ni el vino tinto,
ni otras tantas vainas que consumen Santa Claus y sus gentes.
A mi casa van los
Reyes Magos el 6 de enero y en Nochebuena va un puerco asao y le acompañan
pasteles en hoja, telera y pastelitos de harina más otras burundangas.
Y de beber Vino
Caballo Blanco, Ponche Crema de Oro y Anís Confite. También me visitan en esa
fecha Brugal y Presidente.
De manera tal que al
ahijado sólo le salva la campana si Santa Claus por mano del carajo entra a mi
casa por vez primera en mi puta vida.
No voy a confiar en
que los Santos Reyes le dejen un fifi', un maño o un embeleco.
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