RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Muchos se ganan la vida en este deplorable
oficio. Unos lo hacen en vertederos de
basura y otros hurgando en los cestos residenciales. Estos últimos son
auténticos colaboradores de la higiene pública, frente a autoridades lentas
para esa labor y ciudadanos prontos para
ensuciar espacios colectivos.
Darlin
Franco es un buzo. Con solo 18 años enmarca su vida entre pestilencias. Su
historia no aparece en los registros del profesor Maduro, quien lleva
anotaciones del buceo frente a su vivienda. Pero esa es otra historia. Lo
cierto es que a Franco le llegó el día de la buena pesca, el mejor hallazgo en
su historia de buzo.
El muchacho
encontró lo que no soñaba. Él ejerce en el vertedero
del sector Santa Ana, en San Cristóbal, donde dieron sus manos con un paquete
que contenía 1.5 millones de pesos.
Generoso y solidario regaló una parte entre compañeros de trabajo. Luego
se enteró la Policía y de inmediato mermó la suerte de Darlin.
Según denunció, fue golpeado por oficiales y
agentes que lo despojaron de 861,000 pesos. Dice que lo obligaron a firmar un papel mediante el cual desiste del otro dinero. Con este hecho quedan descritas dos formas de vivir. Una, la
del pobre hombre que vive de su búsqueda en la basura, la otra el abuso
policial.
El vocero policial, general Nelson Rosario,
informó que podrían ser expulsados de esa institución los involucrados en la arbitrariedad contra el
buzo. Dijo que el hecho es investigado. La
información que tiene la Policía es
que Darlin Franco “se encontró un dinero en un bolso en un
basurero, y que le faltan unos RD$800 mil”.
El buzo no ha cometido delito, lo suyo ha
sido cuestión de suerte. Pero es obvio que la Policía debe la procedencia del dinero.
El senador Tommy Galán, de San Cristóbal, ha considerado que debe ser objeto de una investigación
inmediata por parte de la Policía el determinar el origen del dinero hallado en el vertedero.
Lo de Darlin no está en los apuntes de
Maduro. El profesor Maduro registra en sus apuntes que un hombre rubio, de palidez europea, estaciona su yipeta,
se desmonta y mete ojos y manos en los zafacones. Luego camina al basural del edificio contiguo. Maduro no pudo captar si dejó o sacó algo. El hecho lo impactó.
Pero esa es otra historia.
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