23 de enero de 2009

Las patas de Salomón

El premio Nobel Saramago indaga sobre la dignidad humana y la finalidad de la existencia en El viaje del elefante, su última novela.
CATARINA VALDÉS
«La vida es el río que nos lleva mientras dirigimos nuestra barca hacia un lado u otro, hacemos paradas, creemos dominarla y nos sentimos grandes. Pero, no se engañen, quien nos lleva es siempre el río. Ahora comenzaré a contarles la historia de mi vida y el porqué estoy aquí...».
Con estas palabras, el Nobel portugués abría el curso de verano en la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo hace hoy más de ocho años. En aquel entonces, un enérgico Saramago depositaba sus experiencias en el aula santanderina mientras terminaba La caverna, dando fin al tríptico iniciado con Ensayo sobre la ceguera y Todos los nombres.
Nuestro siguiente encuentro se produce el pasado mes de diciembre en la presentación de su última novela.
El anfiteatro Gabriela Mistral que la Casa de América puso a disposición de la editorial Alfaguara, se encontraba lleno de periodistas expectantes. Y José Saramago apareció con paso lento, meditativo y como quien tiene aún mucho que decir.
También Salomón, sobre el que giran todos los personajes, nos habla desde su silencio. El elefante reviste caracteres propios de los héroes saramaguianos, normalmente personajes sencillos, perdedores desde un punto de vista material, que se oponen sin estridencias al ritmo frenético de la sociedad.

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