Dos
grandes temas han estado muy presentes en los últimos análisis de lo que es
importante y lo que no lo es para las empresas. Por un lado, la inteligencia
artificial se ha convertido en uno de esos avances tecnológicos que acaparan
titulares y que despiertan la atención de los responsables de las compañías. La
inteligencia artificial llegó al calor de los últimos grandes desarrollos
tecnológicos y se ha convertido en uno de esos elementos de tintes futuristas
que están ya protagonizando el presente. Con ella, ese futuro de robots
inteligentes parece mucho más posible y mucho más utilizable por las empresas,
quienes ya han empezado a usar la inteligencia artificial para ofrecer mejores
servicios de atención al cliente o como apoyo para desarrollar mejores
productos.
Por
otro lado, y en una especie de otro escenario de la balanza, los máximos
responsables de las empresas también se han obsesionado en los últimos tiempos
con las emociones. Las emociones se han convertido en un elemento crucial, una
de las maneras de comprender a los consumidores de los tiempos modernos.
Las
emociones son lo que hace que se generen vínculos mucho más sólidos entre las
marcas y las empresas y sus clientes, lo que hace que lo que estas están
diciendo pase a la memoria a largo plazo y no se quede como una efímera
presencia en la memoria a corto y también lo que lleva a que los consumidores
se sientan mucho más inclinados a hacerse con una marca y no con otra. Además,
en un escenario en el que hay una sobrecarga de mensajes y en el que los
consumidores tienden a ignorar cada vez más lo que las marcas dicen y hacen,
las emociones funcionan como una suerte de altavoz que permiten romper con esa
tendencia y que los consumidores se fijen en ellas.
Por
ello, no sorprende descubrir que los dos elementos se están cruzando y que los
ejecutivos están buscando cómo permitir que uno apoye al otro. La nueva
frontera estará en permitir que la inteligencia artificial ayude a desplegar
emociones y a trabajar mucho mejor con ellas.
Como
acaban de señalar en un evento sobre el tema varios directivos de marcas y tal
y como recoge Warc, las compañías están empezando a experimentar con la
inteligencia artificial a la hora de mostrar emociones y sus resultados
empiezan ya a verse en sectores tan variados como la ropa deportiva, las
aerolíneas o los bancos. El punto base de todo esto es lo que señalaba uno de
los directivos en cuestión: ¿qué ocurriría si se pudiese trabajar el lenguaje
para evocar diferentes emociones y hacer que los consumidores actúen? puromarketing.com
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