MANUEL ANTONIO VEGA
HATO MAYOR.- La madre
naturaleza ha sido buena con la región Este, donde se registran unas 70
cavernas esparcidas en valles y praderas, haciendo de la zona una de las más
estratégicas para la explotación del ecoturismo y el turismo de aventura.
Las cavernas guardan
en su interior petroglifos, escrituras en paredes, legados de nuestros
antepasados, los taínos, con los que expresaban su ideología y su cultura.
Además son
reservorios de murciélagos, que producen murcielaguina, utilizada para abonar
la producción agrícola en los campos de la zona.
Pero lo más atractivo
de las cavernas del Este es que en algunas, dentro de sus salas y paredes, se
apiñan estalagmitas y estalactitas que hacen bellas formaciones.
Solo en la montaña
conocida como El Grumo, a unos 3 kilómetros al oeste del distrito municipal de Pedro
Sánchez, provincia de El Seibo, se localizan 22 cavernas, a una altura de 531
metros sobre el nivel del mar.
Algunos de estos
socavones tienen asignados nombres jocosos, folclóricos y de personajes
conocidos en la zona por ser dueños de los fundos donde se avistan.
Las más conocidas de
las 22 cuevas que hay en la montaña son El Grumo, son: La Chiva, que debe su
nombre, según la tradición, a que un agricultor criaba animales y una chiva
cayó por un hoyo en 1935; El Zumbido porque cuando se lanza una roca va
resonando y cae al agua subterránea.
Entre la Cueva de
Pepe y la montaña El Grumo nace un riachuelo y se camina unos 300 metros
subterráneos; La Ondanada, es un hoyo espiral y guarda una sala de más de 8 por
20 metros rectangulares; La Joya o Jengo; esa tiene petroglifos de tres
culturas diferentes, de Los Araguayos; La cueva Los Plátanos está ubicada en
salas o galerías.
La Cueva Antonio,
cuenta con cuatro salones con una pequeña sala donde se aprecian estalactitas
de gran tamaño, a las que hay que esquivar al caminar por entre ellas: Cueva de
Tile, con dos salas; Las Mellas, por ser descubiertas por una pareja de
hermanas mellizas: Pamela, con cuatro espaciosa salas y donde las paredes
parecen haber sido talladas o aplicado pañetes por su lozanía y suavidad; El Majagual
es un recodo donde una vez se cree operó un hechicero, que dejó cantimploras,
lozas y otros trastes antiguo.
El nacimiento de
importantes ríos y riachuelos brota de las entrañas de estas fosas, que son
reservorio en su mayoría de los murciélagos. (atacandodigital.blogspot.com)
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