Por Tony Arias Gil
Luego que llegamos
a cierta edad, a los que nos gusta viajar, quedarse en la casa, no es la mejor
opción para divertirse en su cumple. Mira cuál fue mi regalo #MasAllademiCalle
en mi 48 cumpleaños.
En el 2017 logramos
dar un paso hacia esa visión de crecer. Celebramos nuestro cumpleaños en
Montecristi, visitando el morro, las salinas, sus playas, recorriendo sus casas
y disfrutando su gastronomía... Mira aquí nuestra crónica de esa ocasión.
Mira cómo nos fue: Mi regalo de cumpleaños
Este 2018 no podía
hacer algo parecido por múltiples razones. Así que hicimos un viaje distinto en
la bicicleta y llegamos hasta la playa Punta de Torrencilla. Primera vez que
visitaba este lugar.
Quería ver la
salida del sol. Y de verdad que no me arrepiento de la obra de arte que pude
ver desde allí.
Más Allá de la
bendición de ver el amanecer, me tomó por sorpresa unos visitantes que no
esperaba. Cuando tomaba la foto del pescador en la orilla, él me grita y no
entiendo, hasta que mis ojos se percatan de los animales que van saltando entre
las aguas del mar.
Los visitantes no
eran más que delfines, que según el joven
cada vez que pasan por la orilla le roban todas sus presas. Nada, él los
deja que pasen y prepara nuevas cantadas.
Yo que no esperaba
ver delfines, salí de ahí con dos regalos de cumpleaños.
La Punta
Esta es una de esas
zonas que pudieran ser un mirador turístico. Lamentablemente está abandonado,
entre vegetación, restos de comida y de botellas de vidrio.
Sin embargo, allí
puedes ser sorprendido por las bellezas de un amanecer y los detalles naturales
que permiten vivir una experiencia inolvidable.
Eso me sucedió al
iniciar la celebración de mi cumpleaños 48 esperando la salida del sol en esta
punta.
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