El caso Odebrecht entra en nuestro país en
una segunda fase sin que la indagación de carácter penal haya motivado acciones
contra sospechosos de haber recibido sobornos, cuyas identidades son
celosamente resguardadas. Tampoco han sido interrogados, al menos en la primera
etapa, personajes de este y anteriores administraciones estrechamente
vinculados a las operaciones de la firma brasileña en este país. Eso y otras particularidades
podrían explicar el resultado de una encuesta aplicada por New Link para
Telesistema Canal 11, en la que la mayoría de los consultados a nivel nacional
tiene dudas de que la investigación concluya con sanciones para gente salpicada
por el soborno y el amañamiento de licitaciones para favorecer a la
transnacional.
Este es el único país en que su gobierno al
más alto nivel no ha abominado de estos hechos ni ha tomado medidas
significativas que proclamen su repudio y su voluntad de actuar contra las
manifiestas prácticas corruptas en este asunto, a pesar de que el monto que se
declara utilizado por Odebrecht para obtener la adjudicación de obras es
significativamente alta en comparación con lo recibido por funcionarios en
otros países. De ahí que, aun dándole un voto de confianza al Ministerio
Público para que agote cuantas fases crea prudentes para llegar a la raíz del
caso, son muchos los motivos que tiene la sociedad para anidar serias dudas.
Trillando camino espinoso
Año tras año, el país financia proporciones
considerables de su presupuesto con endeudamiento externo. Los pagos por
servicios y amortización se han convertido en una pesada carga para un régimen
fiscal que ni genera lo suficiente ni soporta nuevos impuestos. El periódico
estadounidense El Nuevo Herald publica un trabajo en el que varios economistas consultados
advierten sobre los riesgos de caer en default, como ha pasado con Puerto Rico
y Venezuela.
El Gobierno, que siempre ha defendido su
política económica, y particularmente la capacidad de endeudamiento del país,
debería tomar en cuenta estas advertencias, más en esta era Trump que amenaza
con modificar drásticamente el esquema comercial global y, por consecuencia,
las economías de nuestro entorno. http://hoy.com.do/
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