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3 de julio de 2019

LAS NOVELAS


José Gómez Cerda
En la creación de una novela el escritor debe  detallar las horas diarias y los días de trabajo dedicados a escribir, la investigación general, las notas sobre el argumento, la primera redacción completa de la novela, las correcciones del primer borrador, la redacción del borrador final, consultas de la correctora del original, las revisiones legales y la corrección de pruebas. Además una sinopsis de la novela.
Las novelas contienen una combinación de personajes equilibrados entre la máxima originalidad y la familiaridad más extrema, de hecho deben inclinarse ligeramente más hacia la presentación de personajes que sean un poco familiares para el lector.
Las novelas no se escriben sobre temas, sino sobre personajes, debe existir  un  personaje central, aunque  sea una situación  que no se ha producido, el instinto del escritor lo lleva a mostrar lo que nunca se había visto, que es el arte de novelar.
Es cierto que una novela será mejor y más perdurable si se basa en un personaje. Una idea puede quedar anticuada y ser barrida rápidamente por el paso del tiempo y el cambio de las costumbres.
En cambio un libro basado en un personaje memorable, sea Robinson Crusoe, Madame Bovary o Sherlock Holmes, será intemporal y sobrevivirá todos los cambios.
Es la elaboración del perfil de los personajes, después el material biográfico, luego los guiones o planos cronológicos de la historia que se relatará,  las ideas de las acciones y movimientos. Los personajes e ideas deben fundirse y encajar en un solo tema, después deben venir las revisiones, que deben ser tantas como las necesarias para lograr la obra.
El escritor debe ser extremadamente partidario de la investigación, salir de mi propio pellejo y meterme en el de los demás, hacer ese esfuerzo, ser curioso por naturaleza.
El escritor debe saber las cosas de los demás, averiguar,  gracias a esas explicaciones estimulan y hacen nacer en el escritor  el deseo de transmitir su exaltación a los lectores.
Debemos preparar unas buenas fichas de los personajes principales (sus biografías, sus vidas, personajes con los que se relacionan, trabajo, etc.).
Construir el universo y el entorno en el que se mueven. Cuanto más complejo sea, más sencillo será encontrar otras cosas interesantes que contar de ellos, aportando, además, mayor profundidad a la trama.
El novelista debe conocer la época en la que ocurre la obra, el lugar donde se desarrolla, etc. En este momento empezamos a darnos  cuenta de cuánto necesitaremos investigar para la obra.
Después debemos crear las fichas de personaje, nos documentamos si es necesario, creamos las subtramas y sus resúmenes, etc.
Una vez que está construida la historia grosso modo, empieza la fase fuerte de la documentación o investigación.
Obviamente, esta fase de la pre-escritura puede hacer que descubramos cosas nuevas que afecten a la trama y a los personajes, así que es posible que haya que rehacer alguno de los elementos ya creados. Pero esa es la parte interesante de construir una obra de ficción. Sabemos  cómo empezamos, pero nunca cómo acabamos.
Cuando ya tenemos la historia definitiva, pasamos a la siguiente fase y escribimos  paso a paso una lista de los capítulos o escenas que tendrá la historia, resumiendo lo que pasa en cada uno de ellos con unas dos o tres frases. Nada muy extenso, pero es el momento de decidir qué partes dejamos  dentro y qué partes se quedan fuera.
Esta estructura es solo un borrador, un punto de partida para orientarnos.
Con todo el material en la mano, cuando ya nos sentimos  convencidos y creemos  que funciona, nos lanzamos  a la aventura del primer borrador. Lo que pasa a partir de ahí, depende de cada escritor y de cada historia.
Una de las situaciones más difíciles es crear personajes, porque el escritor tiene que colocarse al mismo tiempo presentando al protagonista, pero también el antagonista, a un hombre, como a una mujer, un niño, como un adulto,  el bueno, como el malo, etc. Y lograr que cada personaje tenga su propia personalidad.
La personalidad de un personaje, sus creencias y peculiaridades con frecuencia se plantean a lo largo de la obra literaria. Algunas veces, los personajes exponen sus motivos por medio de diálogos o reflexiones internas.
En otros casos el autor da  pistas sobre por qué el personaje actúa como lo hace. Estas pistas pueden ir desde las acciones hasta la apariencia física del personaje.
Los personajes desempeñan papeles. Un protagonista es el personaje principal que el lector sigue y con el que se familiariza. El antagonista trata de evitar que el protagonista alcance sus metas. También existe un personaje que es el contrapeso de otro.
Los estereotipos son personajes comunes en la vida real y en la ficción, que los lectores reconocen inmediatamente; por ejemplo, un tranquilo y estudioso, el indisciplinado, el rabioso, el romántico, etc.
Hay obras que trascienden a sus autores de tal forma, que ellos, los verdaderos genios creativos desaparecen en la memoria de la gente, solo quedan sus héroes, sus villanos y sus lugares inventados.
Si mencionamos personajes de actualidad como Batman, Superman, El Exterminador, Los Simpson, el hombre araña, y otros, seguro que todos los conocemos, pero quizás no  sabemos los nombres de sus autores, sus creadores.
El escritor debe estudiar y amar a los grandes maestros y a la naturaleza,  no para imitarlos, sino para fundarse en ellos, inspirarse en las grandes obras del hombre y de la naturaleza; ser como discípulos de Dios.
Las obras escritas, en su mayoría, tienen tres partes elementales;
Introducción: Es  fundamental  para poder cautivar o entusiasmar al lector. Esta se hace a partir de una opinión, una pregunta,  una hipótesis o de una idea central,
Desarrollo: Es el proceso  argumentativo de las ideas principales, secundarias y periféricas, las cuales acompañadas de citas, ejemplos, pruebas y registros  lograrán sustentar la tesis principal de la obra.
Conclusión: Si en el comienzo de la obra se presenta una tesis o  una hipótesis, es preciso desarrollarla para  comprobarla o contradecir a través de un proceso de  argumentos.

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