Por Antonio Espinal
NUEVA YORK.- En los partidos políticos
dominicanos hay de todo tipo de personas: los honestos, que mantienen una línea
recta, que no cambia durante la plenitud ni en las tormentas. Y los
oportunistas, que siempre se aprovechan de un problema haciendo creer que
tienen la solución o se inventan los problemas para creerse líderes, enamoran a
los que por una razón u otra están inconformes y tienen una mente fácil de
adoctrinar.
Nuestro Partido Revolucionario Moderno (PRM)
no es la excepción. En el Comité Internacional tenemos a Margarito Carlos De
León, un dirigente idóneo, honesto, capacitado y respetuoso de las reglas,
quien ha tenido que enfrentar innumerables calumnias de camaleones
oportunistas. Siempre he apoyado a Margarito y lo defiendo con uñas y dientes,
porque no da su brazo a torcer.
Hay un supuesto líder que se ha dedicado a
atacar a Margarito desde las sombras, para lo cual se ha armado de un grupito
entre los cuales hay: un hacker que duplica cuentas en Facebook de los miembros
destacados del PRM en Ultramar, para luego publicar notas contra Margarito en
nombre de los perfiles falsos que crea. Otro, que tiene experiencia en las
redes y mantiene cinco cuentas con nombres parecidos al suyo.
Un tercero, crea noticias falsas y con una
habilidad que parece aprendió de los rusos, las distribuye en nuestros foros y
grupos. Y un cuarto, que es un dirigente amargado que usa cargos que nunca ha
tenido.
Todos ellos tienen un objetivo común y la
obsesión: atacar a Margarito Carlos De León. Obsesión es el estado de la
persona que tiene en la mente una idea, una palabra o una imagen fija o
permanente y se encuentra dominado por ella.
Algunas personas suelen necesitar opacar a
otros para sentir que pueden resaltar. Están más pendientes de las acciones del
otro que de las suyas propias y por eso es que por lo general les resulta mucho
más complicado ubicarse donde quieren estar.
No entienden que por el hecho de querer
apagar la luz de otro, están limitándose a solo robar algo de su luz, no están
entendiendo su propia fuente de luz y tienen la idea equivocada de que no todos
pueden brillar en simultáneo.
La gente que brilla por luz propia tiene la
capacidad de mantener ese brillo a pesar de todo aquel que pretenda opacarlo.
Por lo general tiene seguridad y fuerza interior que las hace resaltar aunque
no quieran, su brillo no es programado, es el resultado de lo que contienen en
su interior que inevitablemente proyectan en su vida.
Mientras que las personas que solo están
atentas a cazar el brillo a su alrededor para ir tras esa luz, no para nutrirse
sino para apagarla o robarla, tienen poca fe en sus capacidades, son
competitivos y dedican muchas energías en medirse con otros, consiguiendo
herirse con los éxitos, las maneras, el encanto de las personas que van
irradiando luz a través de su espíritu y sus acciones.
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