SANTO
DOMINGO.- En la actual coyuntura política, el nacionalismo como tema ha ido
ganando terreno, específicamente sobre la migración haitiana ilegal hacia la
República Dominicana, que genera cada vez más interés y gana más espacio en el
debate de la opinión pública, especialmente entre políticos y religiosos.
Más
aún, el tema ha dividido la iglesia católica, pues de la línea dura que trazó
el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez respecto a la política migratoria
frente a Haití, en el Sermón de las Siete Palabras el pasado Viernes Santo, el
obispo auxiliar de Santo Domingo, Faustino Burgos, se distanció de esa postura
y emitió duras críticas contra el “falso nacionalismo” que promueve “el odio,
rencor y xenofobia…Viendo fantasmas donde no hay”.
Contrario
a lo que ocurre con la iglesia católica, los representantes de la iglesia
evangélica mantienen un discurso nacionalista de línea dura. El primero de este
año en la tradicional Batalla de la Fe, el pastor evangélico Ezequiel Molina
denunció que a nivel internacional existe un proyecto “diabólico”, contra la
nacionalidad dominicana por medio a la unificación de República Dominicana con
Haití. Ese ha sido también el discurso del presidente del Concilio Evangélico.
El presidente del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE), Fidel
Lorenzo, ha mantenido un discurso nacionalista similar al del pastor Molina.
Una
de las voces autorizadas de la iglesia católica es el arzobispo de Baní,
monseñor Víctor Masalles, que da una interpretación diferente a la importancia
que ha ido tomando el debate.
“El tema haitiano se usa de manera
sensacionalista para escandalizar y desviar la atención del tema más grave, que
es la CORRUPCIÓN. Por eso no es extraño que se presente de esta manera, y así
la gente ya no piensa y se olvida del 1er (primer) problema del país”, escribió
el pasado primero de marzo en su cuenta de twitter. almomento.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario