Opinión
Por Rubén Moreta
A pesar de que una
resolución del juez Dante Almonte, que prohibió las actividades de la empresa
Gold Quest, esta insiste en una profusa campaña de desinformación, presentando
la minería subterránea como una panacea.
La sociedad debe
saber que la minería subterránea produce tanto daño como la minería realizada a
cielo abierto. Esta puede provocar variaciones importantes en el régimen hídrico
freático, es decir, en las aguas localizadas en el subsuelo. De aprobarse el proyecto minero El Romero,
las aguas subterráneas van a sufrir un estropicio en su flujo interior en toda
la Cordillera Central.
Otro efecto de esta
pretendida minería subterránea es la pérdida física de suelo por extracción,
por el levantamiento de infraestructura interior del yacimiento y por relleno
de hormigón o cualquier otro material en las áreas intervenidas, donde se desplazan
aguas y que es imprescindible tapar.
Estos rellenos pueden provocar un cambio en el patrón de ruta de las
aguas subterráneas.
Los suelos del
Valle de San Juan se exponen a una pérdida de propiedades químicas, debido a la
contaminación de metales pesados, metaloides, más la suma de sales al suelo o
sulfatos, consecuencia de las faenas que pretenden iniciar en la proximidad de
la cabecera del Río San Juan los mineros que apoya el Ministerio que encabeza
el neoliberal Antonio Isa Conde.
La minería metálica
en la proximidad de un río, puede producir
la variación del perfil y trazado de su corriente, debido a las
excavaciones.
La incorporación de
partículas sólidas en la corriente del Río San Juan debido a la explotación del
yacimiento de El Romero por parte de la Gold Quest, va a provocar un aumento de
la sedimentación “aguas debajo” de la Presa de Sabaneta, del canal José Joaquín
Puello y en toda la cuenca del rio.
En el río San Juan,
la Presa de Sabaneta, el Contra-embalse de Sabaneta (que se proyecta construir
en Punta Caña) y en la Presa de Monte Grande en fase de construcción (el Río
San Juan afluente del Río Yaque del Sur),
se puede producir también una acidificación por la infiltración y/o
retención de sulfuros que va a emanar la pretendida explotación minera de los
canadienses-suizos, cobijados en multinacional GoldQuest.
Los procesos de
metalurgia se realizan generalmente por lixiviación y cianuración, el primero
es, desde el punto de vista de la Química, tratar una sustancia compleja, como
un mineral, con un disolvente adecuado para separar las partes solubles de las
insolubles, y el segundo, es la aplicación de cianuro (sal del ácido
cianhídrico), el cual posee una toxicidad elevada. El uso de cianuro envenenará los suelos del
valle.
Toda minería, aún
subterránea, produce deforestación. Una zona importante de la Cordillera será
arrasada para la instalación de los escenarios de trabajo de los mineros. Deforestar en esa zona es un contrasentido,
porque el gobierno estaría invirtiendo cinco mil millones en labores de
reforestación precisamente en la cuenca alta del Río San Juan.
Toda actividad
minera produce drenaje ácido, el cual afecta el Ph de las aguas, es decir, daña
la calidad y potabilidad del preciado
líquido. Imaginemos qué sería del Valle
de San Juan sin agua para el consumo humano, animal y para la producción
agrícola, fuente económica de esa llanura, la mayor productora de granos del
país.
¿Acaso se pretende
producir un genocidio en el Valle de San Juan?
*El autor es
Profesor UASD.
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