PABLO SCARPELLINI
El cantante español Raphael durante una reciente entrevista en Miami. EFE |
A sus 74 años, Raphael vuelve a Los Angeles
con su gira 'Loco por cantar'
Es un clásico que se niega a claudicar, más
español que La verbena de la Paloma o el chuletón de Ávila. "Andaluz, para
más señas", como él mismo se apresura a enfatizar a miles de kilómetros de
distancia, vía telefónica, desde el Madrid que le acaba de conceder el título
de hijo adoptivo. Raphael no se cansa. Raphael no lo deja. Es más, está Loco
por cantar, el título de la enésima gira con la que pasa por Los Angeles, por
el Dolby Theater. Como si no hubiera tenido bastante. A sus 74 años. Como si
las manijas del reloj se hubieran echado atrás unas cuantas décadas.
Loco por cantar suena a que anda usted
pletórico de forma.
Yo no sé qué voy a hacer con mi vida si sigo
así, porque no me canso. Sigo loco por cantar.
¿Qué le mantiene motivado tantos años
después?
Me enloquece mi profesión, esa la motivación
principal. Me gusta a rabiar, y que estoy muy bien de voz, que estoy muy
fuerte. Si estuviera mal, no diría estas cosas, pero estando tan bien como
estoy, es un gustazo proclamarlo a los cuatro vientos.
En esos más de 50 años que lleva cantando,
¿hubo tentación de dejarlo alguna vez?
Señales de agotamiento sí, pero dejarlo
nunca. Incluso cuando me hicieron el trasplante de hígado (2003) nunca pensé en
dejarlo. Más bien al revés, dejé que me hicieran eso para poder seguir en mi
oficio, que es lo que más me gusta.
¿Qué significa volver a pisar territorio
gringo?
Para mí quiere decir muchas cosas porque
significa que sigo vivo, que sigo manteniendo la estirpe sobre el escenario.
Ten en cuenta que yo casi empecé en Estados Unidos. Al mes siguiente de mi
primer triunfo en España ya estaba en el Madison Square Garden. EEUU me es muy
familiar. He vivido en Nueva York mucho tiempo cuando estaba soltero y en Miami
después de casarme. Me es familiar el público y todo el país. Lo conozco
perfectamente.
¿Cuánto le debe al público latino?
Un tanto por ciento importante de mi carrera.
América para mí es mi segunda casa, de toda la vida. Primero está España porque
empecé aquí y soy español, andaluz para más señas, pero América se me ha
abierto totalmente desde el principio. Todo el mundo sabe quién soy y lo que
hago.
¿Se siente más querido fuera que en España?
No. En España la gente conmigo es una pasada.
Yo, en España, pertenezco a la familia de todos.
¿Ha envejecido el público junto a usted?
Yo creo que se ha ido renovando muchísimo.
Viene mucha gente joven a verme, por eso el disco Infinitos bailes. Voy
moldeando mi forma de actuar y por eso he necesitado otra clase de letras
también.
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