OPINION:
1- El difunto Don
Antonio Guzmán, en días previos a su suicidio andaba sumamente deprimido al
enterarse de los charlatanes, ladrones e irresponsables que habían sido la mayoría
de sus ministros y otros funcionarios de su gobierno. Por la conducta
deleznable de esa peste, sufrió una decepción terrible, principalmente con
quienes él había depositado su confianza, porque los creía serios, pero que
fallaron grandemente frente al juramento que delante de un crucifijo habían
jurado cumplir y hacer cumplir con responsabilidad, honradez y determinación.
Por MIGUEL ESPAILLAT
GRULLON
EL AUTOR es escritor y político. Reside en Nueva York. |
2- Por aquellos
días aciagos, cuando Don Antonio hablaba individualmente del funcionario
transgresor, amargamente solía decir: “ese no sirve”. Tantas inconductas, a un hombre de tanta
dignidad como él, lo llenaron de vergüenza, entonces, enajenado por el peso de
las canalladas, se derrumbó frente a tantas inmundicias. El fin de Don Antonio ya es historia; aquel
gran hombre, para desgracia de nuestra patria y del PRD, se suicidó en la
madrugada del 4 de julio de 1982. Pese a
que han pasado 36 años de aquel hecho triste y macabro, todavía, al recordarlo
no puedo evitar que me embarguen dejos de sentimientos contrapuestos de tristeza,
frustración, rabia e indignación.
3- El
comportamiento de los presidentes y funcionarios subsiguientes a Don Antonio,
no ha sido diferente a la de aquellas crápulas que llevaron a Don Antonio al
suicidio, sino, que por el contrario, estos han perfeccionado las técnicas de
robar y traicionar a la patria, a la vez, que
han desarrollado una capacidad que desborda la maldad para asumir
el cinismo y de maniobrar ante un
pueblo, para presentarse como dechados de virtudes; razón por la cual, se
venden como insustituibles en los puestos que detentan, lo que ha generado la maldita reelección
presidencial, repetición en el congreso y en los municipios, como también,
maniobras para permanecer de por vida en
cargo que se ocupa o ascender a otro donde hay más dinero para robar.
4- La cuestión es, que al ver tanta maldad,
tanta ignominia, de los que nos desgobiernan – por hartazgo – se ha generado en
la población – principalmente entre los dominicanos que verdaderamente nos
duele la patria, un incremento exponencial de los sentimientos contrapuestos
anteriormente aludidos de tristeza, frustración, rabia e indignación, en cuyo
trance, la rebeldía, la venganza, la sed de
justicia, son en nuestra mentes y pechos, los sentimientos que laten y
que nos mueven a la acción contra estos
demonios de hombres que como plaga apocalíptica han caído sobre nuestra patria.
5- De ellos decía
Don Antonio en su angustia existencial –” ninguno sirve”. Hoy los que le hemos sobrevivido y continuado
mirando y padeciendo la reproducción del legado de fechorías de aquellos,
también tenemos que decir: “no sirven ningunos, son todos unos sinvergüenzas,
unos descarados, unos cínicos, unos saqueadores, unos traidores a la patria”.
¿Específicamente de quienes hablamos?
Hablamos de Leonel,
Danilo, Hipólito, Miguel Vargas, y de quienes esperan sustituirles como
Temístocles Montas, Felucho Jiménez, Francisco Javier García, Reinaldo Pared
Pérez, Francisco Domínguez Brito, Radhamés Segura, y un largo etcétera.
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