El Cañero

28 de abril de 2018

Leonel, Danilo, Hipólito, Miguel, etc., ninguno sirve

OPINION: 
Por MIGUEL ESPAILLAT GRULLON
EL AUTOR es escritor y político. Reside en Nueva York.
1- El difunto Don Antonio Guzmán, en días previos a su suicidio andaba sumamente deprimido al enterarse de los charlatanes, ladrones e irresponsables que habían sido la mayoría de sus ministros y otros funcionarios de su gobierno. Por la conducta deleznable de esa peste, sufrió una decepción terrible, principalmente con quienes él había depositado su confianza, porque los creía serios, pero que fallaron grandemente frente al juramento que delante de un crucifijo habían jurado cumplir y hacer cumplir con responsabilidad, honradez y determinación.
2- Por aquellos días aciagos, cuando Don Antonio hablaba individualmente del funcionario transgresor, amargamente solía decir: “ese no sirve”.   Tantas inconductas, a un hombre de tanta dignidad como él, lo llenaron de vergüenza, entonces, enajenado por el peso de las canalladas, se derrumbó frente a tantas inmundicias.   El fin de Don Antonio ya es historia; aquel gran hombre, para desgracia de nuestra patria y del PRD, se suicidó en la madrugada del 4 de julio de 1982.  Pese a que han pasado 36 años de aquel hecho triste y macabro, todavía, al recordarlo no puedo evitar que me embarguen dejos de sentimientos contrapuestos de tristeza, frustración, rabia e indignación.
3- El comportamiento de los presidentes y funcionarios subsiguientes a Don Antonio, no ha sido diferente a la de aquellas crápulas que llevaron a Don Antonio al suicidio, sino, que por el contrario, estos han perfeccionado las técnicas de robar y traicionar a la patria, a la vez, que  han desarrollado una capacidad que desborda la maldad para asumir el  cinismo y de maniobrar ante un pueblo, para presentarse como dechados de virtudes; razón por la cual, se venden como insustituibles en los puestos que detentan, lo  que ha generado la maldita reelección presidencial, repetición en el congreso y en los municipios, como también, maniobras para permanecer de por vida  en cargo que se ocupa o ascender a otro donde hay más dinero para robar.
4-  La cuestión es, que al ver tanta maldad, tanta ignominia, de los que nos desgobiernan – por hartazgo – se ha generado en la población – principalmente entre los dominicanos que verdaderamente nos duele la patria, un incremento exponencial de los sentimientos contrapuestos anteriormente aludidos de tristeza, frustración, rabia e indignación, en cuyo trance, la rebeldía, la venganza, la sed de  justicia, son en nuestra mentes y pechos, los sentimientos que laten y que nos mueven a  la acción contra estos demonios de hombres que como plaga apocalíptica han caído sobre nuestra patria.
5- De ellos decía Don Antonio en su angustia existencial –” ninguno sirve”.  Hoy los que le hemos sobrevivido y continuado mirando y padeciendo la reproducción del legado de fechorías de aquellos, también tenemos que decir: “no sirven ningunos, son todos unos sinvergüenzas, unos descarados, unos cínicos, unos saqueadores, unos traidores a la patria”.
¿Específicamente de quienes hablamos?
Hablamos de Leonel, Danilo, Hipólito, Miguel Vargas, y de quienes esperan sustituirles como Temístocles Montas, Felucho Jiménez, Francisco Javier García, Reinaldo Pared Pérez, Francisco Domínguez Brito, Radhamés Segura, y un largo etcétera.

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