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Por: José Luis De Ramón Socio Director jlderamon@deloitte.com |
Estados Unidos acaba de aprobar la reforma fiscal más radical desde los años 80. La nueva estrategia fiscal de Estados Unidos es reducir sustancialmente la tasa del impuesto sobre la renta (ISR) que pagan personas y empresas (y en adición, lograr la repatriación de capitales y radicar más negocios en territorio americano). Es un renacer de la denominada “economía de la oferta” (Supply Side, en inglés).
En este momento de resurgimiento de las ideas de “economía de la oferta” es conveniente analizar si la presión fiscal y el crecimiento tienen alguna relación.
Lo cierto es que sí.
El cuadro presenta la presión fiscal promedio de los últimos diez años (2005-2015) de las principales economías de América Latina y el Caribe. Este período cubre años de mayor o menor bonanza de las distintas economías y precios más o menos altos de petróleo, metales y alimentos, productos que tienen una importante participación en las recaudaciones de algunos países y en su tasa de crecimiento.
Del gráfico se puede destacar que los países de menor presión fiscal han sido lo que más han crecido.
Y todos los casos de países con alto crecimiento sobre la media regional (Panamá, República Dominicana y Perú), han tenido bajas presiones fiscales comparadas con las demás naciones de la región. Lamentablemente, muchas de estas bajas presiones fiscales provienen del cumplimiento selectivo (informalidad) y no de legislaciones con bajas tasas y alto cumplimiento tributario.
La reforma fiscal realizada en los EEUU va a tener un impacto sustancial sobre las estructuras fiscales de los países donde hay inversión de compañías americanas, tanto inversión directa como financiera. La eliminación de los créditos fiscales de los impuestos pagados por estas empresas en el exterior hace que el ISR que las multinacionales paguen aquí sea ahora, técnicamente, un impuesto no acreditable en EEUU. En términos económicos, eso lo convierte en un gasto puro y simple.
Ahora que el mundo se aboca a repensar sus esquemas fiscales, estimulados por la reforma de los EEUU, es importante recordar que exceso de impuestos y bajo crecimientos van de la mano.
Y que la condición necesaria (aunque no suficiente) para eliminar pobreza es crecer.
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