3 de enero de 2018

2018: ¿Qué esperan?

Por Rosario Espinal
No son novatos, gobernaron de 1996 al 2000. No son incapaces, se formaron con Juan Bosch, hombre de aguda inteligencia. Volvieron al poder en agosto de 2004 con un amplio apoyo electoral, en medio de una crisis económica e institucional. Prometieron la modernidad, pero no han sido capaces de dar el salto para guiar la nación hacia el progreso real que se mide con desarrollo social.
¿Qué esperan los peledeístas para cambiar el rumbo del país? ¿O piensan ordeñar la vaca hasta secarla? No falta mucho; el endeudamiento va alto y cada día los problemas se agudizan.
Comencemos con uno medular: el crecimiento poblacional. De 1970 a la fecha, la población dominicana se ha más que duplicado; pasó de unos 4.5 millones a alrededor de 10 millones en la actualidad. Solo eso significa un inmenso desafío.
En un país muy desigual y de geografía pequeña, un aumento poblacional de esta magnitud debería motivar una política coherente de reducción de la natalidad y control migratorio. ¡Pero no! Se hace poco. Aumenta la población. La tarea es apremiante y requiere acción conjunta de diversas instituciones públicas como educación, salud, migración y fuerzas armadas. Todas ineficientes en lograr sus metas.

Las precariedades de vida de la población, producto de los bajos salarios, la baja calidad de los servicios sociales y los procesos inflacionarios cíclicos, debería ser foco de atención. ¡Pero no! La economía dominicana se ha caracterizado históricamente por la abundancia de mano de obra barata no calificada, y por los extensos beneficios fiscales otorgados al empresariado para que tenga grandes ganancias sin mejorar sustancialmente su productividad ni su competitividad.

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