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2 de enero de 2018

Mariola también grito: “corran que la barca se zafó y Luís viene en ella”

Don Luís abordó la barca, a pesar de que hasta el propio barquero presagiaba el inminente naufragio de la débil embarcación. La lluvia no paraba durante todo el día, el Rio Yaque del Norte recibía abundante agua, tanta como para salirse de su propio cause. Los oleajes despejaban las dudas de los que zarparon. Los que se encontraban en uno y otro lado del Yaque, esperando su turno, ya se sabían varados. Todos estaban seguros que La barca no iba a dar otro viaje, era seguro que ni siquiera el que estaba en marcha llegaría a su destino. A mitad de camino, el rio seguía creciendo y el barquero forcejeaba con las poleas y los cables para controlar La barca. Todo fue en vano, los cables colapsaron y la barca fue arrastrada rio abajo, Don Luís y los demás pasajeros se salvaron a pura “chepa”.

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