- No hay medicina que cure lo que no cura la
felicidad. En ‘Del amor y otros demonios’.
- Nunca me he cansado de decir que ‘Cien
años de soledad’ no es más que un vallenato de trescientas cincuenta páginas.
Citada en el libro ‘El mundo según Gabriel García Márquez’.
- La música pone orden al silencio. En la
‘Soledad de Gabriel García Márquez’, de Miguel Fernández-Braso.
- (...) entiendo que un intelectual es una persona
que tiene ideas preconcebidas que trata de adaptar a la realidad. En ‘El mundo
según Gabriel García Márquez’.
- La fuerza invencible que ha impulsado al
mundo no son los amores felices sino los contrariados. ‘Memoria de mis putas
tristes’.
- La soledad del poder se parece mucho a la
soledad del escritor. En el Manifiesto, 1977.
- (...) Colombia, una patria oprimida que en
medio de tantos infortunios ha aprendido a ser feliz sin la felicidad, y aun en
contra de ella. (...) Creo que Colombia está aprendiendo a sobrevivir con una
fe indestructible cuyo mérito mayor es el de ser más fructífera cuanto más
adversa. Mensaje de Gabo para los 200 años de la Universidad de Antioquia.
-El periodismo es una pasión insaciable que
solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la
realidad.- Asamblea de la SIP, 7 de octubre de 1996.
-Dicen que yo he inventado el realismo
mágico, pero solo soy el notario de la realidad. Incluso hay cosas reales que
tengo que desechar porque sé que no se pueden creer. Boletín cultural n.º 158.
Madrid, 1995.
- El día en que la mierda tenga algún valor,
los pobres nacerán sin culo. De ‘El otoño del patriarca’.
- La vida no es la que uno vivió sino la que
uno recuerda y cómo la recuerda para contarla. Epígrafe de sus memorias ‘Vivir
para contarla’.
- Los costeños somos la gente más triste del
mundo. Gaceta de Colcultura, 1981.
- (...) comencé a ser escritor en la misma
forma que me subí a este estrado: a la fuerza. 3 de mayo de 1970, durante un
discurso en Caracas.
- El oficio de escritor es tal vez el único
que se hace más difícil a medida que más se practica. 3 de mayo de 1970,
durante un discurso en Caracas.
- El cine y yo somos como un matrimonio mal
llevado; no puedo vivir ni con él ni sin él. Dijo a la revista de cine ‘Cuban’,
en 1969.
- Nunca, en ninguna circunstancia, he
olvidado que en la verdad de mi alma no soy nadie más ni seré nadie más que uno
de los dieciséis hijos del telegrafista de Aracataca. Del libro ‘El olor de la
guayaba’.
- Toda buena novela es una adivinanza del
mundo. En la Revista Nacional de Cultura.
- “La novela es como el matrimonio: se le
puede ir arreglando todos los días... Y el cuento es como el amor: si no
sirvió, no se puede arreglar”. Dijo al publicar ‘Crónica de una muerte
anunciada’.
- En cada línea que escribo trato siempre,
con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y
trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de
adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la
muerte. Discurso de aceptación del Nobel, 1982.
- La ética debe acompañar siempre al
periodismo como el zumbido al moscardón. Asamblea de la SIP, 7 de octubre de
1996.
-Me considero el mejor amigo de mis amigos,
y creo que ninguno de ellos me quiere tanto como yo quiero al amigo que quiero
menos. Del libro ‘El olor de la guayaba’.
- El Caribe es el único mundo en que no me
siento extranjero, y donde pienso mejor. En ‘El encuentro con dos camaradas’.
París. 1972
-América Latina, esa patria inmensa de
hombres alucinados y mujeres históricas. Discurso del nobel de literatura en
Suecia.
REDACCIÓN EL TIEMPO
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