Por Elsa Brito de Domínguez
(Colaboración: Juan Torres
(Colaboración: Juan Torres
Doña Trina de Moya y Don Horacio Vázquez
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Doña Trina fue una mujer de refinado talento
y grandes inquietudes morales a favor de la educación de nuestro país. Durante
el pasado siglo fue fuente de inspiración para la mujer dominicana. Junto a
otras notables damas, fundó en 1904 el Club de Damas de Moca y el Club de Damas
de Santiago.
Es autora de varios poemas, entre los que se
señalan “El Campo” y “El Estudio”. Escribió en prosa el libro “Añoranzas” y
“Patria y Hogar”, éste último con prólogo del destacado poeta dominicano Fabio
Fiallo. Sus poemas y escritos dispersos aparecen con los seudónimos de T.
Colombina y Ángela.
En 1915, con motivo de la celebración de los
Juegos Florales de La Vega, fue premiada su composición “Patria y La Mujer
Dominicana”. En un concurso en ocasión de la coronación de Nuestra Señora de La
Altagracia, en el año 1922, logró el primer lugar con su “Soneto a María”. Una
de sus sobrinas, Doña María Ascensión Claudina de Moya, testifica que Doña
Trina fue una ferviente devota de la Virgen de Lourdes, cuya imagen la pareja
presidencial pidió a Francia para regalarla a la Iglesia de Tamboril.
Sin embargo, la obra que ha inmortalizado a
la notable escritora es “El Himno a las Madres”, hermosa composición destinada
a honrar las madres vivas y a las muertas, que con tanto amor cantamos los
dominicanos.
La distinguida dama, ensanchó su corazón de
madre espiritual y cantó con unción el valor sublime de la maternidad. Recogió
en hermosas simbologías el candor de las blancas azucenas, para enaltecer el
alma y la pureza de las madres. Del cielo estampó las albas estrellitas y con
fe y visión de eternidad, en este Himno a las Madres honró también a María,
Madre Espiritual y Madre de Dios-Hombre, nacido en Belén.
Este himno fue presentado por primera vez
por un coro de voces en la Iglesia del ex -Convento Dominico el 30 de mayo de
1926, en la ciudad de Santo Domingo con música del sacerdote y poeta Manuel de
Jesús González.
Vivió el dolor de los mortales, aquejada de
cáncer en la garganta fue atendida por diferentes médicos dominicanos, pero
finalmente viajó a chequearse a Puerto Rico, donde murió el 25 de febrero de
1941.
Sus restos reposan en la Iglesia de Tamboril
por mucho tiempo unidos a los restos de su esposo, el ex - presidente Horacio
Vásquez.
Doña Trina está en el corazón de Tamboril.
Igualmente su contorno familiar, su sobrina e hija espiritual Toñita Moya y
otras personalidades, que fueron motivo de grandes bendiciones de la ilustre
matrona.
Entre otros homenajes se recuerda el Primer
Centenario del Municipio de Tamboril celebrado con histórico esplendor en el año
2000, donde el Comité de las Fiestas organizó el 28 de mayo de ese año (Día de
las Madres) una Eucaristía y un solemne acto en su honor, dando a conocer parte
de su obra literaria y su prestante figura de dama dominicana.
Con alegría y fervor patriótico, seguimos
cantando su convocatoria a los moradores del campo y de la ciudad, a los niños,
jóvenes y ancianos. Su voz y ternura, como una nueva luz de primavera seguirá
en la conciencia y en el corazón de Tamboril.
Este parque y centro cultural tendrá el compromiso
histórico y comunitario de honrar el nombre de Doña Trina, Símbolo de la Mujer,
Amiga de Tamboril y Madre Espiritual de la Nación Dominicana.
Es autora de varios poemas, entre los que se
señalan “El Campo” y “El Estudio”. Escribió en prosa el libro “Añoranzas” y
“Patria y Hogar”, éste último con prólogo del destacado poeta dominicano Fabio
Fiallo. Sus poemas y escritos dispersos aparecen firmados bajo seudónimos.
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