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28 de julio de 2016

Coincidencias y apuestas

RAFAEL PERALTA ROMERO
rafaelperaltar@gmail.com
Dicen que el dominicano apuesta hasta a las picadas de ojos. Es decir, arriesga dinero e ilusión en loterías, contiendas deportivas o infinidad de azares.  En el plano político y en luchas sociales depositamos la confianza en la elección de una persona o en la realización de un proyecto o iniciativa que también implica algún riesgo.
Las apuestas políticas cobran a diario vigencia e intensidad y resulta fácil detectar la línea de pensamiento o la orientación de  las aspiraciones en la mayoría de los dominicanos. Últimamente, unos hechos generan actitudes comunes, con visible pasión, según que los individuos rechacen o apoyen el asunto de que se trate.
Respecto de la política estadounidense, hay dominicanos en favor de Donald Trump y otros en pro de Hillary Clinton, ambos candidatos presidenciales. Se registran también rechazos viscerales para uno y la otra. Me asombraba, en principio,  de los rechazos tan rígidos contra la ex primera dama, ya que algunos vaticinan  que sería peor que Trump.
Luego descubro que los rabiosos anti-Clinton son fervorosos   promotores  de una política  severa contra los inmigrantes haitianos hacia el territorio de la República Dominicana. Aseguran que de llegar a la presidencia de los Estados Unidos, la esposa de Bill Clinton actuaría en favor de los haitianos en  los presuntos planes de apropiarse de toda la isla.
Esos dominicanos no simpatizan  con la designación como arzobispo de la Arquidiócesis de Santo Domingo de monseñor Francisco Ozoria Acosta, en  quien esos grupos ven un aliado de los haitianos porque  ha defendido,  en su diócesis, los derechos de los trabajadores de la industria del azúcar, en la que las funciones menos calificadas corresponden a haitianos.
Aun diciéndose católicos, algunos emiten juicios  imprecatorios contra el papa Francisco, a quien pretenden involucrar en los  presuntos planes de fusionar las dos naciones. El espanto de la fusión los lleva a    proclamar presagios apocalípticos sobre el destino de la República Dominicana, que comparte con Haití la isla de Santo Domingo.
Se ven notables coincidencias entre los que consideran un peligro  para la República Dominicana la elección de Hillary Clinton y los que  justifican, a troche y moche,    la despiadada sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, la cual niega la nacionalidad a miles de  nacidos en territorio dominicano  cuyos abuelos entraron de tránsito.
Lo  extraño es que miembros  del PLD (partido de gobierno)  coinciden con  los predictores de la catástrofe nacional ante un posible triunfo de la Clinton, y consideran al presidente Danilo Medina débil e irresponsable frente a la entrada de haitianos al país. Ellos mismos creen que al arzobispo Ozoria lo hizo nombrar el gobierno de Estados Unidos. Coincidencias ¿verdad?



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