Edgardo Lasso Valdés
Banquero
Panamá.- Corrupto es quien actúa en contra sentido de las
leyes y reglas constituidas para el convivió social armónico. Corrupto es quien
abusa del poder que otorga el mandato constitucional a los funcionarios.
Corrupto es quien trata de justificar actos
deshonestos con argumentos sin base legal. Corrupto es quien pretende ocultar su
falta de transparencia, señalando lo oscuro o ilegal en el proceder de
otros.
Comprobar los ilícitos del otro no nos convierte
automáticamente en puros y honestos, como pretenden algunos. La corrupción es de
origen singular, cada uno de nosotros es el responsable de eliminar esa práctica
tan nefasta para la verdadera justicia social.
Si soy corrupto, soy el culpable de los abusos del
poder, soy el receptor de canonjías y privilegios inmorales, soy el modelo
negativo a seguir por quienes sólo sirven para imitar lo material, dejando de
lado lo espiritual. Al contrario, si soy honesto, si todos mis actos se
encierran dentro del respeto a las leyes humanas y de Dios, puedo conseguir la
erradicación de todo vestigio de corrupción; pues por lógica, si cada uno de
nosotros es responsable de sus actos, en manos de cada uno está la solución al
problema de la deshonestidad.
Uno no es pícaro porque el otro es pícaro, yo soy
honesto porque así lo he decidido. Empecemos por reconocer que los actos de
corrupción existen, porque yo los permito y los patrocino.
No sigamos culpando a los demás por la corrupción
que nos asfixia y esclaviza, recordemos que cada uno de nosotros es el yo que
tiene el poder de eliminar esa lacra social.
No permitamos que se utilice nuestra apatía y
silencio como excusa de la existencia de la deshonestidad. Unicamente yo puedo
neutralizar al inmoral, al corrupto. elpanamaamerica.com.pa
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