RAFAEL PERALTA ROMERO rafaelperaltar@gmail.com
El arquitecto Rilquis de la Cruz, compueblano y amigo que es persona de peculiar humor, preguntaba hace unos días por el Facebook que si a las botellas (empleados públicos que no ofrecen al Estado ningún servicio) se les pagan prestaciones laborales. Respondí que sí, por esa misma red, pero creo que la respuesta debe ser más amplia.
Las
botellas desvinculadas de la nómina pública exigen compensación y la reciben
como si en verdad hubiesen trabajado en las instituciones de cuya teta chupaban, como expresión de la
política clientelista y dispendiosa ejecutada por el Partido de la Liberación
Dominicana durante los últimos dieciséis año.
El
Estado tiene deudas no presupuestadas, ascendentes a cientos de millones de
pesos, para cubrir compromisos con los exempleados, entre ellos muchos
parásitos. Hacían lo que el pez en el agua: nada. Instituciones de presupuesto
poco ambicioso, como la Biblioteca Nacional, arrastran débitos millonarios por
este concepto.
Las
botellas Peledeista, no solo reciben prestaciones, sino que hasta llegan a
alcanzar la categoría de “empleado de carrera”, lo cual los protege de la
desvinculación. Por igual exigen, al momento del despido, pagos excesivos de
vacaciones que presuntamente no tomaron, valor que se suma a la liquidación.
Son expertos en mañas.
Instituciones
que durante el año 2020 ofrecieron reducidos servicios, ahora han tenido que
satisfacer demandas de asalariados que poca o ninguna labor prestaron durante
el período. Ciertos “analistas” de recursos humanos, puestos por el PLD,
acomodan el monto a percibir por sus compañeros.
El
actual Gobierno es el único que ha recibido presiones y chantajes por haber
prescindido de personal, fueran botellas o no. Hace unos días, una mujer se
desnudó frente al Palacio Nacional en reclamo del pago de prestaciones por
haber sido despedida del Ministerio de Obras Públicas. Las botellas también
reclaman.
Por el
tiempo que han permanecido como seudo empleados, las botellas se permiten
también alegar el derecho de jubilación. Y la consiguen. Ellos, como su presidente Danilo Medina,
fueron sorprendidos por la derrota electoral de su partido y les resulta cuesta
arriba desprenderse de la nómina del Estado. Están adheridos como hiedra.
El
resarcimiento a las botellas es otro componente de la trampa Peledeista. Y
definitivamente sangran los recursos de las instituciones públicas a la vez que
agrietan la necesaria paz laboral de esas instituciones. Las botellas Peledeista
quieren cobrar como quiera, y su partido creó las condiciones para ello. Hay
que cuidarse de esa plaga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario