Ritmo Social
La Perla Peregrina es una de las joyas que
más ha causado polémica. Esta perla en forma de gota de agua fue propiedad de
Elizabeth Taylor, pero antes perteneció a las joyas de la corona de España.
Richard Burton, quien protagonizó junto a Liz
una de las relaciones más turbulentas y delirantes de Hollywood, se la obsequió
en los años sesenta a la actriz. La pareja comenzó su romance en Roma en 1962
durante el rodaje de ‘Cleopatra’, una de las producciones más cara de la
historia (44 millones de dólares).
Hoy se cumplen diez años de la muerte de la mítica actriz, la tempestuosa diva de ojos violeta que logró cautivar al Hollywood de la época dorada y que rememoramos con aquella famosa prenda que fue descubierta en el 1515 por un esclavo en Panamá.
Esta perla fue ofrecida por Diego de Tebes al Rey Felipe II de España. Fueron muchas las reinas españolas que fueron inmortalizadas con la preciada joya, entre ellas Julia Clary, esposa de Bonaparte. A su muerte, Napoleón Bonaparte fue el heredero de la Perla Peregrina, quien al parecer terminó vendiéndola por motivos económicos.
Es posiblemente de esta manera que terminó en
las manos del marqués de Abercorn en 1848.
A principios del siglo XX la familia Abercorn
vende la Perla Peregrina a una joyería inglesa. Y de esta forma, la joya estuvo
en manos de coleccionistas de joyas, hasta 1969, cuando salió a subasta.
Al parecer, la Casa Real Española quiso
detener esa subasta indicando que la Perla Peregrina que se ofrecía no era
auténtica y mostrando otra perla similar, que formaba parte de las joyas de la
corona de España. Se trataba de una perla que regaló Alfonso XIII a su mujer.
Pese a esto, la casa de subastas Parke Bennet de Nueva York siguió adelante con
la venta.
A la puja asistieron numerosos coleccionistas
privados y Alfonso de Borbón, quien pujó por la joya, sin éxito. De esta forma
es como el actor Richard Burton adquirió la Perla Peregrina. La compró para
regalársela a Liz Taylor, quien la tuvo entre sus joyas personales hasta el día
de su muerte.
A finales del año 2011, salieron a subasta las joyas de la ya fallecida Elizabeth Taylor. Entre todas las piezas se encontraba la prestigiosa Perla Peregrina. Fueron 9 millones de euros los que se pagaron por esta joya, que la actriz engarzó en un collar de diamantes, aunque se desconoce quien fue su comprador, en el libro, ‘La leyenda de La Peregrina’ de Carmen posadas, se indica que fue una persona de los países árabes.
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