Francisco Américo Aristy
En las últimas décadas el pueblo dominicano
ha visto cómo los partidos tradicionales se han ido desmoralizando casi llegando
a la fase de la desintegración de los bloques universales. La unión Soviética y
Estados Unidos dando inicio, a un nuevo orden mundial que cambió el tablero
político donde también han influido otros factores como la desaparición física
de los grandes líderes.
Es el caso de República Dominicana lo ha
llevado al descalabro de dos de los principales partidos del sistema que
influenciaron y sobrevivieron a una serie de cambios temáticos y sistemáticos
pero al final la dialéctica tiene la razón con la que nadie puede, a la que
ninguna obra humana puede resistirse.
Ni lo tangible, ni lo intangible, lo que las
masas no interpretan y piensan que sus líderes son inmortales como ocurrió con
el doctor Balaguer llevando a que no se produjeran nuevos líderes, lo que ha
generado el colapso de esta organización casi en extinción dando cumplimiento a
la máxima que dice “muere el líder, muere el partido”.
De igual forma ocurrió con el partido
revolucionario dominicano que su militancia cifró, sus esperanzas en la figura
de Hatuey de Camps, pues se equivocaron, ocurrió lo mismo que al partido
reformista con la diferencia que gana el proceso del año 2000, lo que
desarrolló un pleito por el liderazgo del partido conduciéndolo a una división
insuperable en que nacen nuevos partidos como primero la gente de duración
efímera y el partido revolucionario moderno, este último arrastró más de un 50%
de la militancia del P.R.D.
En el otro escenario está el partido de la
liberación dominicana que se mantiene hasta el momento con una postura estable
(con críticas o no) aunque recientemente este ha tenido crisis momentáneas por
el control del liderazgo de las estructuras del partido entre el actual
presidente Danilo Median y el tres veces presidente Leonel Fernández.
Frente a la crisis de partidos en el país,
las organizaciones de izquierda no presentan nada diferente para que la
población pueda tener opciones de posibilidad de cambio, solo usan pequeños
partidos para hacer grandes negocios y de esa manera lo ve la población como cazadores
en tiempo de campaña.
En conclusión, el país no tiene una vía
alterna ya que los partidos están desbordados y los pequeños no crecen, y los
que surgen se quedan estacionarios; anclados como barco sin timonel.
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