Publicado el: 22 junio, 2013
Por: José Rafael Sosa
Jean Awad y Pilar Báez |
Es tiempo de terminar con las
medias tintas y de llamar las cosas por su nombre.
Mis padres Jean y Pilar Báez fueron asesinados.
Con esta frase Pilar Báez Awad introduce su libro sobre la muerte del primer teniente Jean Awad
y de Pilar Báez en enero y noviembre de 1960.
El oficial falleció en un alegado accidente de tránsito en una
carretera de San Juan de la Maguana
cuando acudía a buscar a un pelotero por órdenes de sus superiores, y la
segunda supuestamente por eclampsia cuando daba a luz a su hija, ambos casos han
sido objeto de muchas controversias porque mientras hay versiones publicadas
indicando que fueron accidentales, otros son los criterios de sus familiares,
que apuntan a la intervención de manos criminales en ambos hechos.
La hija de la pareja de esposos,
Pilar Awad, haciendo caso omiso a todos sus parientes que le aconsejaban que
dejara ese hecho en el pasado, ha sido insistente en refutar esas versiones que
tienen su principal sostén en un libro sobre
Jean y Pilar, de la documentalista Naya Despradel, en el cual ofrece la
tesis, con documentación de referencia,
de que esos hechos no fueron crímenes atribuibles a la dictadura de Trujillo.
(Con motivo de su publicación,
este redactor trabajó el contenido para un reportaje en El Nacional).
Tras muchos años de investigación
y pronunciamientos en torno a estos dos casos, siempre indicando que las muertes
fueron provocadas por orientaciones de
Angelita Trujillo, a quien se le atribuían razones pasionales por el joven
oficial de la entonces Aviación Militar
Dominicana, comandada por su hermano Ramfis Trujillo, llega con este libro una
respuesta integral a esas versiones.
La verdad de la sangre
Awad Báez y Eva Álvarez, ésta
última criminóloga española de origen dominicano, acaban de publicar el libro La verdad de la sangre, en que refutan los postulados
que atribuyen la muerte de la pareja, con meses de diferencia, a hechos
circunstanciales.
Elaborando una tesis que se
inicia por el origen de las familias, las dos autoras desarrollan sus tesis y
las refuerzan con entrevistas, documentos y pruebas recogidas que cuestionan la
versión de lo circunstancial.
La muerte de Jean Awad se produce
el 30 de noviembre de 1960 a la altura
del kilómetro 21 de la carretera San
Juan de la Maguana-Santo Domingo, a donde acudió por instrucciones de Ramfis
Trujillo, a buscar al prospecto beisbolista Manolo Valenzuela. Viajaba en una
camioneta conducida por Montero Ramírez y acompañado por los tenientes
Rodríguez Botello y Sención Silverio.
Las dos autoras del libro revelan
que hay indicios de que el oficial fue muerto previamente en Guanito, cuya
tierra roja cubría su ropa, indicando que hubo indicios de forcejeo y presentan
la pluma fuente machacada del oficial,
daños improbables de producirse a consecuencia de un choque vehicular.
El pelotero buscado desapareció y
nunca fue mandado a buscar para requerir su versión o atender las lesiones que
debía tener.
Sención Silverio, de quien dice
llegó borracho al hospital a ser curado, es fuente de Naya Despradel, lo cual es cuestionado por
Awad Báez indicando que es una versión interesada en quedar bien por estar
involucrada en los hechos y que, en cambio, no se investigaron otras fuentes
imparciales y con mejor documentación.
Rechazan que el oficial Awad
estuviese en una fiesta la noche anterior de la diligencia en procura del
pelotero. Citan que el teniente se
acostó temprano tras despedirse de los comisionados.
La muerte de Pilar
El libro establece que de los
hechos de noviembre de 1960 en la
clínica Abréu y que concluyeron con la
muerte de Pilar mientras daba a luz, no hay versión directa alguna y que constituye un abuso inferir
indirectamente conclusiones a partir del personal que no estuvo presente en el
momento de los hechos, como es el caso del doctor Jordi Brossa, a quien
reconoce integridad profesional.
Mis padres fueron asesinados.
Manipular declaraciones para eximir culpables, es un abuso, afirma Pilar Awad en La verdad
de la sangre.
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